domingo, 21 de diciembre de 2008

Feliz Navidad a todos

Taganga, (Colombia), 21 de diciembre de 2008

A estas alturas de diciembre, con los tradicionales festejos y las reuniones familiares a escasos dìas, la mente se dirige con insistencia a España, a los recuerdos de Navidades pasadas o a simples momentos en compañìa de los seres queridos.

A pesar del calor caribeño y los villancicos a ritmo de salsa y merengue, el frìo de unas navidades fuera de casa congela estos dìas de playa. Tengo asumido desde hace mucho tiempo que por primera vez no me sentarè a cenar en Nochebuena ni Navidad al lado de la gente que comparte la misma sangre que yo, mi familia. Tampoco verè a mis amigos ni a mucha otra gente que siempre da placer ver.

Seràn unas Navidades atìpicas aunque tampoco lo lamento. Asì lo he elegido y tampoco estarè solo. Estarè con Cote y junto a cuatro turistas màs y un guìa. En Nochebuena estaremos en Ciudad Perdida, otro de los Machu Picchu que hay por Sudamèrica; La ciudad de los tayronas descubierta en los años setenta. Seguramente no nos hartaremos a comer deliciosos platos. Probablemente toque el clàsico pollo frito con arroz con coco y patacones. Asì es la vida del viajero: no siempre tan ideal como se puede imaginar.

Mañana salimos asì que no hay opciòn de felicitaciones màs pròximas al 24 ni emails personalizados. En cualquier caso, y aunque de esta manera tan superficial y anònima, os deseo una Feliz Navidad a todos.

Pablo

viernes, 19 de diciembre de 2008

La ciudad donde vivirìa

Cartagena de Indias (Colombia), 19 de diciembre de 2008

Madrugada del 23 abril de 1741. Tresmilquinientos soldados britànicos se lanzan sobre el Castillo de San Felipe de Barajas, ùltimo bastiòn de defensa de la ciudad de Cartagena. Es el asalto final, el que decidirà la suerte de la plaza, que contiene el aliento y aguarda con ansia el desenlace a dos centerares de metros.

Desde el 13 de marzo, los britànicos han tomando paulatinamente los diferentes fuertes que defienden la entrada a la bahìa y sòlo resta el Castillo de San Felipe para conquistar la ciudad que sirve de almacèn de los tesoros del continente. Los ingleses han emplazado para ello una formidable armada compuesta por 180 navìos y 23.600 hombres. Una flota de una magnitud superior a la de la Armada Invencible de Felipe II y que està destinada a fracturar el dominio español de las colonias sudamericanas, que sòlo cuenta con 3.000 soldados y 600 indìgenas para defender el puerto de salida de las riquezas que engordan desde hace dos siglos la metròpoli.

A pesar de la diferencia numèrica, los ingleses se encuentran en un momento crìtico. El almirante Blas de Lezo, conocido como "el medio hombre" debido a las numerosas heridas sufridas en sus años de servicio militar que le han dejado cojo de la pierna izquierda, manco de la mano derecha y tuerto del ojo izquierdo, ha organizado una tenaz resistencia que, combinada con el mortìfero ataque de las enfermedades tropicales, ha mermado al ejèrcito britànico.

En la madrugada del 23 de abril se confirma en los muros del Castillo de San Felipe el descalabro de los hombres del almirante Vernon, que contempla con rabia la bahìa, convertida en un pavoroso cementerio en el que flotan los cadàveres de miles de britànicos, que a falta de tierra firme para sepultar sus cuerpos han sido arrojados al agua por sus compañeros.

En la mañana del 6 de mayo, las ùltimas velas de la flota de Vernon desaparecen del horizonte. Las medallas que conmemoraban por anticipado la toma de Cartagena atizan el orgullo herido del almirante, que por tercera vez fracasa en su empeño de conquistar Cartagena.

Las murallas de la ciudad, ennegrecidas por acoso del salitre y el peso de los años, insuflan un aire añejo que parece retrotraer al visitante a aquellos tiempos en donde se caminaba con casaca y calzòn en el interior de sus muros. Aùn parece escucharse el estruendo de los cañones en las baterìas costeras lanzando su carga de fuego y plomo sobre la superficie del Caribe y el ruido acompasado de las botas de los soldados entre las callejuelas de la ciudad vieja.

Cartagena es el Cuzco del Caribe. Una ciudad en la que merece la pena visitar cada calle, cada plaza, cada rincòn. Una belleza colorida, alegre, que huye del encerramiento de sus esbeltas murallas e invita a cualquiera a participar de su alegrìa.

Una improvisada competiciòn de baile al frente de una licorerìa exige a dos borrachines poner en pràctica sus mejores dotes en el vallenato para poder ganar el premio: una botella de ron. Mueven la cadera con soltura y "sabor" como dicen por aquì a pesar de su evidente estado de ebriedad. Al concluir la mùsica, el speaker pide que el pùblico elija al vencedor: el viejo mulato se lleva màs aplausos que el joven negrito y se lleva la botella con cara de recièn levantado de una larga siesta.

Enormes altavoces animan las plazas al caer la tarde, que se llenan de niños, adultos, ancianos y vendedores de arepas, salchichas, cocos, refrescos, helados y de todo lo que se pueda comer y beber. Las casas de Getsemanì, el tradicional barrio humilde de la vieja Cartagena, abren sus puertas cuando el calor asfixiante da un respiro y, bajo la suave brisa marina, sacan mesas y sillas para jugar a las cartas, al dominò, beber ron o conversar con los vecinos en las angostas calles desiertas de vehìculos.

Cartagena no duerme ni descansa un momento. A todas horas la gente puebla sus calles. Los vendedores ambulantes persiguen a los turistas hasta el desmayo para venderles toda clase de baratijas u ofrecerles tours, restaurantes, joyerìas o lo que parezca que puede seducir a los visitantes, que en temporada alta han abarrotado hoteles y hostales. La luz tibia de los faroles reverbera en las fachadas de las imponentes casonas coloniales y veraneras, campanas y lirios trepan por balcones, ventanales y paredes para ofrecer su perfumada contribuciòn a la policromìa, que de noche emite una imagen romàntica y poderosamente seductora de Cartagena, una ciudad que es una imponente fortaleza contra la conducta errante del backpacker. Un pedacito del Caribe y de elegancia colonial que reclama dìas y semanas de atenciòn pero que debemos abandonar mañana. El viaje ha entrado en una dinàmica de non-stop y nos espera Santa Marta y la Ciudad Perdida.

pd: En cuanto a las fotos, he hecho lo que he podido. Tengo dos àlbumes en facebook con fotos un poco aleatorias de los ùltimos dos meses. No son ni de gran calidad ni muy representativas, porque se han grabado las que le ha dado la gana al ordenador y aùn no tienen la explicaciòn de què es cada cosa, pero poco a poco... Para los que no conocèis facebook, es como un hotmail. Hace falta registrarse en facebook.com y a partir de ahì podèis ver la vida y las fotos de vuestros amigos, que os iràn saliendo en vuestro hotmail y que sòlo tenèis que ir aceptando como amigos. No sè si està muy claro... Bueno, he sabido hacerlo yo asì que no tendrèis problemas

Pablo

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Viajando para terminar de viajar

Madrid, España, 10 de diciembre de 2008

De Buenos Aires a Madrid, paso fugaz por casa, "hijo mío por fín!!, qué delgado estás, vaya ropas más asquerosuchas llevas últimamente", unos cuantos reencuentros (grande la fiesta sorpresa que me hicieron en casa de Tabor, no podía esperar mejor recibimiento) y de nuevo me veo subido en un avión, próximo destino: Madeira, qué mejor lugar para poner el broche de oro a toda una etapa de mochilero.

Muchos me han tachado de ser un jeta, algunos me han echado en cara que si venía a Madrid porque me había cansado de viajar qué hacía de nuevo subiéndome a un avión y cargando una nueva maleta. Pero siguiendo el lema del blog, muy arraigado en mi interior: "HACEMOS LO QUE QUEREMOS", me permití el lujo de terminar mi viaje viajando, como debe ser.

Madeira ha sido un paraíso: playa, montaña, fiesta y precios baratos, qué más se le podía pedir. El plan que nos organizó Rodrigo, nuestro gran anfitrión que esta allí estudiando un erasmus, unido a nuestro espíritu aventurero y a la sumisión de Pascu para hacer lo que mandara la democracia hizo que exprimiéramos al máximo la semana.

Muchos os llevaréis preguntando unas cuantas lineas ¿¿ el blog no se llama Efecto Coriolis, no iba de unos que viajaban por Sudamérica, dónde esta Madeira??, pues bien, Madeira está en Portugal y Pablo cree que sería bueno (por no decir, que le quitaría trabajo) que yo continuara escribiendo en el blog de vez en cuando, comentando el otro lado de la moneda. Él escribe de la vida padre que se pega en Sudamérica y yo escribo de lo divertido que es buscar un trabajo en Madrid, en época de crisis y con un currículum tan vacío que cuando oígo aquello de que el currículum no debe ocupar más de una cara pienso: ¿¿tanto??. Asi que mientras la mayoría no opine que es un rollo leer mis experiencias por aqui, por la Madre Patria (como la llaman en Perú, muchas veces con tono sarcástico), de vez en cuando escribiré alguna entrada. Los comentarios es el lugar idoneo para que opinéis y descarguéis vuestros ánimos o desprecios a esta idea, ¡¡quizás esta vez consiga una gran cantidad!!

La semana en Madeira comenzó con un desfile de modelos. Sé que es raro tratar de imginarse a Jozzze, Pascu, Rodrigo (más raro aún para todos aquellos que no los conocéis) y a mí metidos en el lugar de la moda por excelencia, la pasarela por la que desfilan las ideas más brillantes de los grandes diseñadores, ideas tan brillantes que rara vez las vemos por las calles. Pero después de 8 meses viendo de todo y viajando con Pablo, que me ha enseñado a apreciar y tener ganas de conocer todo aquello que nos es ajeno, por muy raro que sea o aburrido que parezca, me encontraba preparado para presenciar semejante evento. Y no nos arrepentimos, creo que hablo por todos, porque lo pasamos genial riéndonos de los modelitos de los modelos (el empanao, el hermano del empanao y el resto de sus colegas), y disfrutando de los bonitos zapatos de las modelos y, por qué no, de alguna que otra transparencia.

Pero una de las cosas más divertidas del espectáculo fue la entrada al recinto. Como si nos encontráramos en la mismísima puerta del Corte Inglés de la Puerta del Sol el día en que comienzan las rebajas más anunciadas del siglo, todos esperabamos, aplastados contra las puertas, a que dieran el pistoletazo de salida. Una vez dada la señal empujones, codazos y seguro que alguna que otra zancadilla (allí el juego sucio no estaba prohibido) para poder coger el mejor sitio o por lo menos evitar quedarse de pie durante más de dos horas que duraba el desfile. Nosotros conseguimos unos de los mejores asientos, cerca de la pasarela y con vistas a la entrada de los vestidores que nos permitió ver como echan a correr las modelos una vez terminan de desfilar, para ponerse de nuevo otro modelito, y como alguna terminó llegando a gatas a su camerino porque no fue capáz de levantarse tras el trompazo; carreras y tacones no siempre congenian.

Además de ver caminar a las chicas por la pasarela nosotros mismos hicimos nuestras propias caminahadas por las montañas de la pequeña isla, que son uno de sus grandes atractivos. Puedes pasar del nivel del mar a los 2,000 metros en cuestión de 20 minutos en coche (o corriéndo mucho), y las vistas son espectaculares. Los caminos por los que andamos quizá estaban demasiado preparados, pero es de suponer que pretenden hacer accesibles sus montañas a una gran cantidad de público y, al mismo tiempo, preservar las montañas evitando que la gente se meta por cualquier lado.

Lo que más disfruté de la isla fue la tranquilidad de estar en un sitio donde puedes pasear tu cámara con alegría y puedes andar por la noche como si anduvieras por tu casa, tranquilidad de la que me había visto privado desde aquel encontronazo con las pistolitas, como me dicen por Madrid: "a ver, cuéntame otra vez como fue eso de las pistolitas", debí contarlo con mucha gracia porque he notado un cierto cachondeito por aqui. Como decía Pablo, y con toda la razón del mundo, lo que pasó fue un hecho aislado que no tenía porque repetirse en mucho tiempo, pero a mi me resultó muy difícil olvidarlo durante el tiempo que anduve por allí. En Madeira, en cambio, me relajé de tal manera que tras el desfile de moda estuvimos conociendo la mitad de los garitos de Funchal hasta las 9 de la mañana, una de las mejores fiestas en muchos años.

Y como Madeira tampoco es tan grande y todo lo bueno se acaba, pasada una semanita volvimos a casa, esta vez por algo más de tiempo. Momento de empezar aquella vida que planteé cuando anuncié que me volvía a España, para los más incrédulos, todos aquellos que me preguntan que cuándo me vuelvo a marchar, ya he echado mis primeros currículums por Internet, y debe ser verdad que el trabajo en España está mal y que hay crisis, porque ya han pasado 24 horas y los únicos trabajos que he recibido a través del móvil son los de mi madre: ¿te acordarás de comprar el pan y los tomates?, pero bueno mientras me siga remunerando por ello a uno no le preocupa que le llamen el chico de los recados.

Carlos

PD: ya que Pablo prefiere mantener su cara oculta y por eso no nos muestra fotillos he colgado en la página una nueva colección: Continente Europeo. Ahí colgaré algunas fotos que ya he hecho o que iré haciendo, de momento podeís encontrar las de Madeira y así ponerle cara a Pascu (el rubio), Rodrigo (el de la chaqueta completamente roja) y Jozzze (el indescriptible o el otro).

sábado, 22 de noviembre de 2008

En el ecuador de dos viajes

Quito, 22 de noviembre de 2008

Se me hace extraño comenzar un nuevo post sin tener en mi cuaderno el borrador de lo que voy a escribir. Simplemente voy a improvisar y a cambiar mis habituales escritos pseudo-culturales y a hacer de Carlos, es decir, contar lo que sucede en el dìa a dìa o, al menos, aproximarme a ello. A partir de ahora tendrè que doblarme y escribir por los dos en Sudamèrica aunque espero que èl continùe con la otra parte del viaje, el que comienza con la vuelta a casa y si bien quizà no es tan fìsico, seguro que tiene mucho de mental y analìtico. Eso sì, para los que estàis tan contentos de que Carlos haya vuelto: yo soy un negado tecnològico y no tengo previsto hacer un master para aprender a colgar fotos en internet asì que no habrà fotos a partir de ahora. ¡Hala para que le echèis de menos un poco en Sudamèrica¡.

La marcha de Carlos supuso lògicamente un cambio radical en el viaje aunque no me he quedado solo. He buscado un nuevo compañero, en este caso una chica, Cote, que conocì en San Pedro de Atacama, Chile. Me parece aùn màs extraño que escribir sin borrador el decir que somos novios desde junio, y como toda relaciòn a distancia, se sustentaba en fugaces visitas a San Pedro y en frecuentes emails que a duras penas cerraban la brecha de la distancia. Sin embargo, a partir de ahora, y como tenìa con Carlos aunque con algunos matices distintos, convivimos 24 horas juntos y tenemos previsto completar el programa del viaje: Colombia, Venezuela, Brasil, Paraguay y norte de Argentina.

Hoy 22 de noviembre estamos en nuestro penùltimo dìa en Ecuador, un paìs que pese a la imagen de pobreza que puede reflejar en España la masa de inmigrantes que abandonan su paìs por buscar un futuro mejor en el nuestro, a mì me ha parecido casi el primer mundo en contraste con los precedentes: Perù y Bolivia. Las casas no exhalan miseria, las tejas han sustituido a los tejados de calamina, la suciedad de las calles ha encogido notablemente, la gente parece màs culta, los mercados se acercan al ideal de higiene y salubridad y se respira un cierto orden general.

Ecuador es un paìs de una enorme diversidad. Costa, sierra y selva dividen el paìs en tres franjas bien diferenciadas de las que hemos visitado las dos màs pobladas: la costa y la sierra, simbolizadas por sus dos grandes ciudades, representantes encontradas de caracteres, mentalidades e ideologìas: Guayaquil y Quito. Liberalismo y conservadurismo tradicionales; el desorden y la alegrìa de los costeños o "monos" y la seriedad laboriosa de los "longos" o serranos. Màs allà de las diferencias reales, la identificaciòn con la una o la otra es la excusa para mantener viva la perenne rivalidad vecinal.

De Quito, me quedo con la belleza colonial de su centro històrico, con los Andes verdes asomàndose a su larga y estrecha silueta, su niebla amenazando con descender por las laderas y envolverla en las tinieblas y con un agradable reencuentro, el de mi amigo Carlos Abellàn, ex-ciclista profesional con el que he coincidido por estas latitudes despuès de participar èl en una carrera ciclista en Costa Rica.

De igual manera que en el amor, en donde el aspecto fìsico no es suficiente para enamorar, en el turismo la estètica no es el ùnico requisito para que te agrade una ciudad. En Guayaquil, menos pomposa en su arquitectura que Quito aunque igualmente con sus encantos, fue donde me sentì màs agusto, màs integrado en la cultura ecuatoriana y de donde me llevo el mejor recuerdo. En un pueblecito costero conocì a tres guayaquileños que hicieron de guìas turìsticos y de anfitriones con una hospitalidad que me dejò aturdido. Sin apenas conocerme, me trataron como al mejor de sus amigos, me invitaron a dormir a su casa, me presentaron a sus amigos y me hicieron sentirme un ecuatoriano de toda la vida.

Ademàs de Guayaquil y Quito, quiero destacar la ciudad de Cuenca, Patrimonio Cultural de la Humanidad y que me sorprendiò por su conjunciòn de belleza natural y su refinamiento colonial. De las vastas montañas verdes en las que prolifera el ganado descienden tres rìos que atraviesan Cuenca dàndole un toque alpino que contrasta con su condiciòn de tercera ciudad de Ecuador. Las casas de dos plantas con balcones de madera y tejados de teja anaranjada, ademàs de sus infalibles iglesias le han permitido obtener ese distinguido tìtulo.

Una de las cosas que me ha sorprendido màs de Ecuador es el genocidio de transeùntes que se produce cuando anochece. Las calles de las grandes ciudades quedan desiertas como si se hubiese decretado el toque de queda y entonces cualquier ruido o viandante se convierte en una posible amenaza, con lo que uno camina algo acojonado por las calles, con los cinco sentidos puestos en cada esquina o en el cada rincòn.

Este post lo he terminado en dos dìas y desde que escribì el 22 de noviembre hemos pasado a Colombia. No adelantarè nada asì que sòlo dirè que estamos en Cali, capital de la salsa.

Pablo

martes, 18 de noviembre de 2008

Al son de un Tango

Buenos Aires, 18 de noviembre de 2008

Huyendo de los calurosos Buenos Aires, testigo de nuestra llegada como potenciales mochileros hace ya 8 meses, con la música de tango aún resonando en mi cabeza y las imagenes de un gran expectáculo de tango que perduraran por un tiempo en mi retina, al son del famoso "Volver" de Gardel empaqueto todos mis avalorios en este pequeño gran armario que siempre me da la espalda pero que me ha acompañado hasta el final.

Ahora llega el momento de volver la vista atrás y empezar la otra parte del viaje, la del recuerdo, las anécdotas, la de contar lo que has vivido. Quizás esta sea una de las partes más bonitas del viaje porque todo se recuerda con una añoranza especial que hasta lo malo lo transforma en algo único, porque al fin y al cabo forma parte del entramado de experiencias que conforman este gran viaje.

Las últimas semanas del viaje han sido muy bonitas y emotivas. El viaje en barco por el Amazonas hasta la ciudad de Iquitos, el paseo por Guayaquil o la fiesta de Montañita, todos estos lugares estaban marcados por la inminente despedida y es por ello que quizás guardo un recuerdo especial de todos estos lugares. La cara de tontos que teníamos Pablo y yo en el aeropuerto cuando nos decíamos adios, mientras poníamos punto y final a nuestro primer gran sueño juntos, es una de las instantaneas que siempre guardaré en mi retina.

Separados e iniciada nuestra nueva andadura yo marché a Buenos Aires para poder ir a ver desde allí otra de las grandes maravillas sudamericanas: Las Cataratas del Iguazú. Ya empiezo a perder la cuenta de los paisajes espectaculares por los que he pasado en los últimos meses, y es que estos países son inmensamente ricos en recursos y bellezas naturales.

Las Cataratas no me decepcionaron ni lo más mínimo, al contrario, me fascinaron. Tuve suerte de llegar en uno de los momentos en los que más agua traía el río por lo que la vista era todavía más impresionante. Desde un mirador del lado brasileño pude ver como el río, de hasta 2 kilometros de distancia de orilla a orilla, se precipitaba sobre una caída de hasta 80 metros, provocando un ruido ensordecedor. Desde otros miradores pude prácticamente estar debajo de las cataratas y sentir, a tan sólo unos metros, la violencia del agua al golpear con el suelo.

Hábiendo puesto un tick en la última cosa de mi lista: "cosas que no puedo dejar sin ver", y después de sumergirme de nuevo durante 10 días en la frenética vida de esta ciudad que me encanta "Mi Buenos Aires querido" (asados, alfajores, tangos, fiesta y muchísisma vida), doy por concluido este paseo de un puñado de meses por una Sudamérica a la que sólo le quitaría la violencia, casi todo lo demás me fascina, y ya descuento las horas que faltan para que mañana, desde mi avioncito baratillo de Air Comet, sobrevuele el sucio río de la Plata y empiecen a sobrevolar por mi cabeza todas las instantaneas con las que resumiré este viaje.

Pablo, por su parte, ha seguido su andadura por el sur de Ecuador. Sus últimos destinos fueron Guayaquil, Vilcabamba y Cuenca, y ahora mismo, cambiando el rumbo hacia el norte, debe estar haciendo su entrada triunfal por las calles de la capital: Quito.

Carlos

Pd: para los que quieran, podeis disfrutar de las fotos de las Catartas en el álbum de fotos llamado: Cataratas de Iguazú.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Fotos para aburrir

Buenos aires, 9 de septiembre de 2008

Últimamente hemos recibido muchas presiones vía mail o vía messenger de que no actualizamos el blog. Lo cierto es que las últimas semanas han sido una contrarreloj, teníamos que llegar a Iquitos, que es una ciudad que se encuentra en Perú en medio de la selva a la que sólo se puede acceder por barco o por aire (como dije en la última entrada que escribí), y después salir de allí con el tiempo suficiente para llegar a Ecuador, en donde habíamos quedado con unos amigos y donde tenía que coger mi vuelo hasta Buenos Aires. Hemos pasado un total de 7 días en un barco y otros 4 ó 5 días en autobuses, lo que no deja tiempo material para ponerse a pensar en escribir cositas en el blog.

Además también me han insinuado que si me he olvidado la contraseña del blog de fotos o algo así. No penseis que desde que decidí que volvía a España abandoné mis tareas, el problema ha sido que con las prisas, la mano rota tras el atraco y las malas conexiones que hemos tenido ha sido imposible subir ninguna foto. Pero ya por fin al llegar a Buenos Aires me puse las pilas y con un buen ordenador y mucha paciencia he recuperado el tiempo perdido. He actualizado los álbumes de fotos con 11 nuevos álbumes, necesitareis mucha paciencia para poder verlas todas.

Los nuevos álbumes son:
- Ayacucho, Perú.
- Oasis de Huacachina, Ica, Perú.
- Cómo se elabora el Pisco.
- Península de Paracas, Pisco, Perú.
- Lima.
- Huaraz, Perú.
- Trujillo, Huanchaco y Máncora, Perú.
- Viaje por el Amazonas, Perú. (recomiendo verlas en modo presentación porque los paisajes merecen la pena).
- Iquitos, Perú.
- Reserva natural de Quistococha, Iquitos, Perú.
- Montañita, Ecuador.

Espero que con paciencia los mireis y no se queden ahi sin ninguna visita. En breve también actualizaremos el blog, no se si con las historias personales que cuento yo o con las historietas culturales de Pablo.

Carlos

martes, 21 de octubre de 2008

Tierra de muertos

Chiclayo, Perù, 13 de octubre de 2008

El crepùsculo de una càlida tarde de mitad de septiembre inunda de sombras las tres alturas de la Universidad de San Cristòbal de Huamanga, en Ayacucho. La jornada de estudio toca a su fin, se encienden las luces de las calles y el patio interior de la universidad se llena de vida. Los estudiantes salen de las vetustas aulas y atraviesan el corazòn del edificio, su patio, embellecido por su delicado jardìn y un imponente sauce en el centro. Conversan, rìen, bromean en grupos, sentados sobre algùn banco o camino de la salida.

Se hace difìcil imaginar que este manantial de inocencia de la remota serranìa peruana se hubiese travestido alguna vez de nido de insurrecciones, de marmita de odios, y que sus llamas destructoras se expandieran por todo el paìs, sumièndolo en un fuego devastador que acabò con la vida de unos 40.000 peruanos y que, aunque sumamente debilitado, aùn hoy no se ha apagado del todo.

En estas aulas de la segunda universidad màs antigua del Perù, el profesor de Filosofìa Abimael Guzmàn cocinò desde finales de los años 60 la revoluciòn que debìa acabar con las desigualdades del paìs a dinamitazos. Su mensaje duro y convincente, continuaciòn del marxismo y del maoìsmo, encandilò a muchos jòvenes. La opresiòn semi-feudal que padecìan los campesinos despertò simpatìas en muchos de ellos y ganò adeptos para la revoluciòn que del campo a la ciudad debìa conquistar el Perù.

En 1980 Sendero Luminoso era ya un adolescente listo para tomar sus propias decisiones y emprender su camino. Su elecciòn fue declarar la guerra a la recièn nacida democracia. Para Guzmàn, lìder espiritual e ideològico de la organizaciòn subversiva, no habìa otra alternativa. De Mariàtegui, intelectual pionero del comunismo en Sudamèrica, tomò la premisa a seguir: "El poder se conquista con la violencia y se mantiene con la dictadura", y de las experiencias soviètica, china, cubana y vietnamita adquiriò el convencimiento del èxito. El estado, instrumento opresor de la clase burguesa sobre los trabajadores y campesinos, debìa ser aniquilado por la fuerza y con èl, su clase dirigente y sus fuerzas represoras. Igualdad y justicia a cambio de sangre y horror; èse era el trueque. Ideales filantròpicos en contraposiciòn a mètodos radicales. Ningùn sacrificio era excesivo en el altar senderista. Incluso la vida propia quedaba supeditada al fin ùltimo, y entregarla era lo que se esperaba de cada uno de los senderistas.

Ayacucho y las comarcas colindantes se convirtieron en los años 80 y principios de los 90 en el epicentro del pozo de violencia en el que se deslizaba el paìs. La ciudad, que posee 33 iglesias, tantas como años viviò Jesucristo, y cuya Semana Santa es la màs famosa del paìs, viviò en el infierno todo ese tiempo, tan olvidada de Dios como separada del resto del Perù (hasta 1991 no se construyò una carretera que la uniò a Lima).

Ayacucho, que en quechua significa "tierra de muertos" se habìa hecho un hueco en la Historia al ser escenario de la ùltima batalla por la independencia en 1824, se convirtiò en aquellos años en algo incluso màs siniestro que la propia muerte. Toque de queda al anochecer, registros policiales arbitrarios y crueles, asesinatos indiscriminados. El rumor sordo de la conspiraciòn, la asfixiante coacciòn, la desconfianza enfermiza y el pànico a morir helaba la sangre de los ayacuchanos, clavados en mitad de dos fuegos; el de Sendero Luminoso y el de las fuerzas policiales y armadas, tan temidas o incluso aùn màs que los propios subversivos.

La condiciòn de enemigo invisible de los senderistas justificò que cualquier ciudadano pudiese ser considerado como terrorista por el ejèrcito. Las torturas, violaciones y asesinatos de las fuerzas del orden siguen hoy en su mayorìa impunes. Dormir a la intemperie bajo el frìo de la noche andina era màs seguro que hacerlo en los fundos o en las casas desperdigadas por la sierra. Mantenerse neutral en mitad del vendaval que cubrìa de sangre la regiòn era una complicada acrobacia para esos campesinos quechuahablantes, muchos de ellos analfabetos, que bastante tenìan con alimentar a su familia. Sendero y el ejèrcito exigìan colaboraciòn y apoyo y una respuesta insatisfactoria o cualquier tipo de asistencia al enemigo conducìa a la tumba.

La guerra sucia, cruel y despiadada enfangò a todo el paìs. La esperada rebeliòn popular contra el poder establecido nunca llegò. La espiral de terror horrorizò a los peruanos y la imagen romàntica y altruista que podìa haber despertado Sendero se esfumò en el baño de sangre. La captura de Abimael Guzmàn en 1992 a comienzos del gobierno de Fujimori, sobre el que pesan cargos de terrorismo de estado, marcò el inicio de la derrota senderista.

Sin su lìder y con la acciòn cada vez màs efectiva de las Fuerzas Armadas, la revoluciòn languideciò hasta pràcticamente desaparecer. En la actualidad, minùsculos reductos de senderistas sobreviven en la selva rumiando su desdicha y protagonizando emboscadas esporàdicas como la que hace unos dìas costò la vida a 14 militares. Poco caso se les hace ya en Perù aunque no hace mucho tuvieron de rodillas al paìs y entre ellos y el ejèrcito dieron cruel sentido al nombre de Ayacucho.


Si estàis interesados en el tema, os recomiendo "Sendero, historia de la guerra milenaria del Perù", del periodista Gustavo Gorriti. Muy completo e interesante aunque se queda en 1984

Tambièn "La cuarta espada" de Santiago Roncagliolo. Este no me lo he leìdo pero creo que es bueno.

Para los que prefiràis una pelìcula, "La boca del lobo", de Francisco Lombardi.

Pablo

martes, 14 de octubre de 2008

Baby Showers, toros y pistolitas

Máncora, Perú, 14 de octubre de 2008

Si hubiera empezado a escribir esta nueva entrada la semana pasada probablemente habría comenzado diciendo que este ha sido uno de los meses más interesantes del viaje, posiblemente en el que más nos hemos sumergido en la cultura del país, conociendo y disfrutando sus tradiciones. Pero, por desgracia, los últimos acontecimientos han empañado un poco esta sensación y han cobrado un protagonismo inmerecido.

Por enésima vez, el sabado me volvieron a robar, aunque en esta ocasión es más apropiado el termino asaltar. Esta vez no fue un misterioso fantasma, ni un carterista, ni siquiera un compañero de habitación, esta vez fueron dos malnacidos armados con dos pistolas.

La situación fue desagradable y muy violenta. De primeras, con el impacto de las armas, la primera reacción fue la de colaborar y darles todo lo que querían, pero cuando empezaron a manosearme los bolsillos rebuscando hasta el último céntimo y me arrancaron el reloj de cuajo, me saltó el nervio. En ese momento ni pensaba, sólo me sentía humillado y muy enfadado. Se que lo más sensato habría sido comerse el orgullo y pasar el mal trago cuanto antes, pero por suerte o por desgracia no me salío así y me defendí. Traté de sujetar la pistola, para mantenerla lo más lejos posible, y evitar a toda costa que me arrancaran lo único que aún tenía, una cámara de fotos bien amarrada al bolsillo. Como un buen cobarde, viendo que no se hacía conmigo, el malnacido pidió ayuda repetidas veces a su amigo y este le ayudó. Me golpeó varias veces con la pistola en la cabeza hasta que se dieron cuenta que ni por esas podrían y echaron a correr.

En todo momento estuve prácticamente seguro de que las armas eran de mentira o que no serían utilizadas, quizás imaginaciones mías para tranquilizarme o justificar mi reacción, pero eso fue lo que me impulsó a defenderme y, finalmente, salió bien: salvé la cámara.

Como consecuencia de la pelea mi cuerpo sufrió algunas secuelas: siete puntos de sutura entre dos brechas en la cabeza y una escayola en la mano, por fractura del quinto metacarpiano, pero son pequeñas heridas de guerra comparado con lo que podría haber pasado.

A Pablo de toda esta película le salvo la salsa y los demás "bailables". Él siempre me dijo que mi aversión al baile y todo ese tipo de música que él adora (salsa, reguetón, cumbia...) me perjudicarían en Sudamérica, pero supongo que nunca imaginó que sería de esta manera.

Pero como empecé diciendo, a parte de este pequeño traspies, Perú nos está tratando genial y nos está permitiendo conocer su cultura de muy diversas formas.

Durante nuestra estancia en Huacachina, un oasis natural en medio del desierto, tuvimos la suerte de acudir a un "Baby Shower". Se trata de una fiesta prebebe en la que los padres, a cambio de hacer un poquito el ridículo delante de los amigos con jueguecitos divertidos, se llenan de regalos para cuando nazca el bebe, y los amigos, a cambio de dejarse la pasta en los regalos, se divierten y se ponen morados de pisco y aperitivos. Lo pasamos muy bien y las familias y amigos nos acogieron genial a pesar de ser dos completos desconocidos en la fiesta.

En Lima pudimos asistir a una feria gastronómica de productos y comidas típicas del Perú. Que gran alivio descubrir que los menús del día no son típicos de la región, sólo es una forma de llenar el estómago a precios muy bajos o muy altos, según se mire, porque al final el ahorro se paga caro. Desde aquella visita a las delicias culinarias peruanas no hago más que pedirme "aji amarillo de gallina" allá a donde vaya, y me he convencido de que compraré un libro de recetas peruanas en cuanto me independice.

También en Lima entramos en contacto con la "jet set" de Perú. Al igual que en todos sitios aqui hay ricos y pobres, aunque aqui las diferencias entre ellos son más notables y por ello impresionan más. Después de haber trabajado en la comisaría con niños que vagan por la calle con grandes problemas, o de haberle dicho a un millar de niños que no me voy a dejar limpiar los zapatos por ellos, o rechazado la oferta de caramelos, tabaco, pulseras y mil artículos más que me han intendado vender por la calle para ganarse unos soles, me dirigí en un volkswagen touareg, a más velocidad de la que me hubiera gustado, a una especie de club de campo limeño en donde se celebraba un espectáculo muy divertido de toros (no se trataba de matar ningún animal) y otro, algo más desagradable, pero muy típico del país: las peleas de gallos (aqui sí que muere al menos uno). Resultaba muy extraño verse rodeado de gente con mucho más dinero que tú en un espectáculo tan señorial, el primero, y otro donde se apuesta tanto dinero, el segundo. Por lo que me comentaron a veces se alcanzan en estas apuestas cifras tan astronómicas como los 5.000 dólares (en este país cuando se quieren hacer buenos negocios, con importantes sumas, se olvidan de su moneda oficial, el nuevo sol), en una apuesta suicida porque es como jugársela a blanco y negro, sólo el destino conoce el ganador y las probabilidades. Pero para conocer hay que verlo todo y aunque resultase extraño esto también era Perú.

Ahora, con el susto en el cuerpo pero con muchas ganas de seguir con esta inmersión, nos encaminaremos a Iquitos, el centro urbano más grande del mundo de los que no se pueden acceder por tierra, sólo los barcos o aviones te acercan a esta gran urbe, nosotros hemos elegido el más barato pero también el más auténtico: el barco por supuesto. Allí nos encontraremos con el Amazonas, el río más caudaloso del mundo y el más largo de Sudamérica. Promete ser una gran experiencia.

Carlos

sábado, 11 de octubre de 2008

Vuelta a casa por navidad

Chiclayo, Perú, 11 de octubre de 2008.

Siete meses viajando por Sudamérica dan para mucho, en un pequeño ejercicio mental, emulando al viajero austral, he recordado en cifras una parte de lo que ha sido este viaje:

Este viaje han sido 2 aviones, uno internacional y otro nacional, también 52 autobuses de largo recorrido en los que he invertido casi 400 horas (15 días del viaje), 11 barcos, 3 coches y 6 bicicletas alquiladas, 12 tours organizados para conocer sitios de alguna u otra manera inaccesibles, también han sido 7 países, unas 40 ciudades, 4 capitales, 1 salar, 3 selvas, 3 glaciares inmensos, el Machu Picchu, multitud de montañas, . . ., y sobre todo también han sido cientos de experiencias y de personas que de alguna u otra manera han aportado su granito de arena para que esta experiencia haya sido lo que ha sido: increíble.

Sin duda este viaje lo han formado una innumerable cantidad de elementos y situaciones sobre las que se podrían hablar meses. Pero para mí, en mi experiencia como viajero, tantas vivencias al final se han acabado convirtiendo en un tipo de "rutina", una rutina entrecomillada para quitar el carácter negativo de la palabra. Muchos, por no decir casi el 100%, de vosotros diréis: "quién pillara esa rutina" "aprovecha ahora que puedes" "esto es sólo una vez en la vida", pero como primera respuesta a todas estas frases se me ocurre el dicho: "lo bueno si es breve dos veces bueno"; No es que haya sido breve pero sí ha sido más breve de lo planeado y por eso lo considero dos y tres veces bueno.

Quiero resaltar lo meditada que ha sido mi decisión y así evitar ser acribillado a preguntas del tipo: ¿lo has pensado bien?, ¿no te arrepentirás?, piénsatelo, era el viaje de tu vida, etc. Realmente ha sido uno de los viajes de mi vida, pero la experiencia me ha enseñado con ejemplos que, al contrario de lo que pensaba al empezar, no tiene porqué ser el último gran viaje, se puede seguir viajando y se pueden hacer viajes largos pasados los 30 y cargado de años laborales a la espalda, me vienen a la mente multitud de ejemplos:

El chico del País Vasco que llevaba 5 años trabajando en Madrid y decidió cambiarse de trabajo no sin antes aventurarse a un viajecito de 6 meses por Sudamérica; la pareja canaria que se habían puesto el macuto durante 3 meses gracias a una excedencia que les habían concedido en el trabajo; la familia francesa que viajaban a cuestas con su hijo de 6 ó 7 años; la chica australiana que cada cierto tiempo, llenados los bolsillos, se lanzaba a la carretera durante 6 u 8 meses; y como ellos muchos ejemplos más.

Ahora mismo el cuerpo me pide un cambio, me pide probar un poco de la vida que lleváis vosotros allí en España, al fin y al cabo es la vida que lleva casi todo el mundo por lo que no puede ser tan mala, y sobre todo me pide una cosa: reencontrarme con Yoli, quizás sea un fiasco, quizás no, pero desde luego desde aquí no puedo descubrirlo.

Con todo lo dicho, como habréis deducido, cierro el macuto, compro el billete y aterrizo de nuevo en casa. La fecha aún esta por confirmar, mediados o finales de noviembre, por lo que esto no es una despedida, aún me quedan crónicas en el tintero y experiencias por vivir aquí al otro lado del Atlántico.

Y para no crear ningún tipo de mal entendido, aclarar que Pablo continuará viajando por su cuenta, a él aún le quedan muchos países por visitar.

Carlos

domingo, 28 de septiembre de 2008

Pisco, un año en ruinas

Lima, 28 de septiembre de 2008

Pese a estar prevenidos, la sacudida que causa Pisco sobre nuestros espíritus y conciencias perdura mucho tiempo después de abandonar la ciudad que da su nombre a la bebida más popular del Perú. El tiempo, sin embargo, parece haberse detenido en Pisco. Concretamente, en la tarde del 15 de agosto del 2007, cuando un terremoto de 7,8° en la escala de Richtner devastó una región desprovista de construcciones apropiadas para resistir las embestidas de las fuerzas de la naturaleza.

Las evidencias de la catástrofe aún humean en la llanura árida y triste en la que se ha convertido Pisco. Fachadas resquebrajadas, calles agrietadas, muros derrumbados, viviendas destruidas... Un espectro de ciudad atiborrado de montículos de escombros que con sórdida regularidad jalonan el paisaje. Un año después de una pesadilla que apenas duró tres minutos y medio, la ciudad aún no se ha quitado las legañas. Los signos de progreso son las vigas y varillas de hierro que sobre una base de cemento se transformarán en un futuro en viviendas, quizá de calidad inferior a las que habían antes. Los únicos edificios que lucen en Pisco son los de los bancos BBVA, BCP y Scotiabank, reflejo evidente de quién detenta el poder y el dinero en este cementerio de esqueletos de hormigón y rostros demacrados.

La ciudad se ha convertido en un inmenso vertedero de escombros y basura con campamentos de módulos prefabricados y carpas de plástico que debían servir de alojamiento temporal a los pisqueños y que se han hecho tan permanentes como el polvo de cemento y arena que flota en el aire. Densamente poblados y pobremente equipados, estos campamentos son un nido de delincuencia. Esta se ha multiplicado entre tanta pobreza hasta el punto de que visitar Pisco significa a ojos de otros peruanos que conocimos poco menos que una locura. Con escaso dinero y sin cámara de fotos nos adentramos en sus despojos sin percibir el mínimo signo de peligro pero satisfechos por no portar la cámara. Fotografiar la desgracia ajena y la tétrica devastación nos parecía aberrante en aquel momento.

El terremoto se llevó aquel fatídico día las casas, los ahorros, los sueños y las vidas de muchos pisqueños y vecinos de la región. 595 personas fallecieron soterradas por los escombros y se calcula en 1800 los heridos y en 76000 las viviendas destruidas. El derrumbamiento que segó mayor número de vidas fue el de la iglesia, hoy un solar a un costado de la Plaza de Armas. Cuando comenzó el temblor, a las 18:40, un buen número de transeúntes se apresuró a entrar en ella rezando para que la casa de Dios los cobijase de la cólera de la naturaleza. Chocaron de frente con los fieles que en plena misa escapaban a la calle. Se formó un tapón en la entrada y los cimientos de la iglesia cedieron sepultando a los devotos.

Pisco sufrió la peor parte al coincidir fatalmente con el epicentro del terremoto, pero los efectos de su poder destructivo se sintieron hasta en Lima, 250 kilómetros al norte. Pocos vestigios de la tragedia quedan en Ica, capital del departamento, aparte de la memoria aún candente de aquella tarde.

El contraste entre la devastación de Pisco y el rápido resurgir de Ica produce dentera. Los pisqueños echan pestes de su alcalde, al que acusan de apropiarse de parte de las ayudas destinadas a la reconstrucción y del presidente Alan García, cuyas promesas de levantar Pisco en tres meses han quedado en una cruel ironía. Frente a la aprista Ica, feudo electoral de García, y la refractaria Pisco, tradicionalmente opuesta al APRA, se ha levantado un muro de desigualdad barnizado de una misteriosa capa de intrigas políticas que poco interesan al ciudadano, abrumado por sus problemas personales y concentrado en recibir estos días la primera parte de las ayudas prometidas: 6000 soles por vivienda, 1500 euros que, como dicen con resignada fatalidad, "No dan ni para la pintura".

Pablo

jueves, 18 de septiembre de 2008

Prensa rosa y voluntariado

Ica, Perù, 18 de septiembre de 2008

Tras un mes y medio de "descanso" llega la hora de volver a ponerse el macuto e iniciar de nuevo la marcha. Camino de la estación la animada conversación con el taxista nos va metiendo en situación, nos dirigimos al corazón del Perú, Ayacucho, cuna de guerrilleros. Allí se libró la última batalla de la independecia de sudamérica y también fue el escenario de una de las mayores desgracias del Perú: la guerra librada entre los militares y la banda terrorista de Sendero Luminoso, con el pueblo de por medio; una época de terror que ha dejado importantes secuelas y miles de desaparecidos.

Atrás dejo una ciudad impresionante, en la que he disfrutado mucho a pesar de haber vivido las peores experiencias del viaje. Cuzco es una ciudad muy animada y con muchísimo ambiente, pero sobre todo muy acogedora, la gente te hace sentir como un cuzqueño más. Uno de esos lugares donde apetece vivir.

Pero como digo no todo fueron buenos ratos. En mi estacia en Cuzco he tenido que ser hospitalizado dos veces, situación que ha creado bastante polémica y malos entendidos en el blog y por ello debe ser aclarada por fin. La causante de mis males, fuertes dolores de tripa esporádicos y mucha diarrea (nada que ver con mi brazo, eso fueron secuelas de la hospitalización, una vía que me inflamó la vena), fue una pequeña bacteria conocida como Écoli, que resultó ser muy escurridiza y hasta la segunda hospitalización no fue diagnosticada.

La enfermedad en sí no fue nada grave, ni la recuperación está siendo muy complicada, lo malo era la incertidumbre de estar enfermo y hospitalizado sin que fueran capaces de diagnosticar cuál era el problema, mientras los médicos agotaban todas sus ideas y realizaban todas las pruebas médicas que se les ocurrían. Pero después de dejarme los brazos como un colador, sacarme más sangre de la que tenía, analizarme las heces tantas veces que llegó a gustarme cagar en un botecito y de hacerme una ecografía (sin contar el número de médicos que pasaban a examinarme), consiguieron dar con el bichillo.

Ahora, con muchos kilos menos, sólo tengo que seguir una dieta durante algún tiempo, dieta rica en pollo y arroz porque es lo único que como, y en breve espero volver a comer como siempre, como si se acabara el mundo.

El segundo problemilla que también ha generado pasión entre la prensa rosa del blog fue el malentendido con Pablo, pero como sólo fue eso, un malentendido, todo ha quedado resuelto con una buena conversación, un abrazo de machotes y un besillo en los morros, bastante largo que muchos hubierais deseado estar para vivirlo. No era necesario contarlo en el blog porque se le daba más importancia de la que tenía, pero agradezco en el alma el gesto y para vuestra tranquilidad confirmaros que nuestra amistad sigue tan fuerte como siempre, sin fisuras.

Pero no creais que soy masoca, también he pasado buenos ratos en Cuzco. El voluntariado fue la mejor experiencia que tuve en este "descanso" y una de las mejores del viaje.

Mi trabajo como voluntario fue para la asociación Yanapai (http://www.aldeayanapay.org/), una asociación muy interesante tanto por sus ideas como por sus métodos de financiación. El gran entusiasmo y esfuerzo de su director no está basado en ideas utópicas y proyectos sostenidos por la caridad de las personas, al contrario, los principales ejes de su trabajo son la creación de proyectos sostenibles en el tiempo, que tengan sus consecuencias en el futuro evitando que sean un simple parche temporal a un gran problema, y la creación de un modelo de autofinanciación que sirva para financiar los proyectos al tiempo que influye en el modelo socioeconómico, creando negocios viables que respeten todos los derechos de los trabajadores (algo bastante normal en España pero no tan normal en Perú) y que financien con sus beneficios los proyectos sociales que la asociación lleva a cabo. El hostal y el restaurante Yanapay son los negocios que sustentan los proyectos.

Los proyectos que lleva a cabo actualmente son dos escuelas de apoyo para niños que provienen de una sociedad muy problemática. Estas escuelas refuerzan los conocimientos que adquieren los niños en sus colegios y, sobre todo, les da la oportunidad de conocer una sociedad diferente a la que ellos viven, en la que el amor, el cariño, la tolerancia, la solidaridad, etc, son los principales valores, valores normalmente inexistentes en la sociedad en la que ellos crecen.

El otro proyecto, en el que yo trabajaba, es una comisaría en la que se encuentran encerrados en un cuarto ínfimo niños de entre 0 y 18 años, cada uno por diferentes motivos: robo, abandono, problemas sexuales, drogas, etc, a la espera de que el juez decida sus destinos, pero esta sentencia normalmente se alarga varias semanas cuando debería ser dictada en pocos días. Nuestro objetivo principal era distraerles para que no se volvieran locos todo el día allí encerrados y pegándose entre ellos.

Durante los primeros días me sentí un poco inútil, iba allí a pasar la tarde y jugar con los niños, no era capaz de enseñarles nada porque la vida allí es un caos y los niños cambian cada día, ¿qué ayuda estaba ofreciendo?. Pero a medida que pasaron los días ver la cara de alegría de los niños cuando entrábamos, como se lanzaban a abrazarte y besarte (cuando al principio me llamaban gay por tratar de besarles, niños de 10 a 12 años), fue cuando comprendí cual era mi función como voluntario y cuales estaban siendo las consecuencias de mi ayuda. Esos niños están muy necesitados de amor y cariño, y eso era precisamente lo que yo les estaba dando, de una u otra forma me lo estaban agradeciendo. Ver la cara de felicidad que ponían ante pequeños detalles como eran jugar al monopoli con ellos o darles un panecillo porque estaban muertos de hambre, era algo impagable.

Lo único que lamento es que mi enfermedad me privó de pasar más tiempo con ellos, tuve que faltar varios días por estar en el hospital y no pude finalizar las 3 semanas que me había propuesto. Pero aunque fueron muy pocos días los que pasé con ellos, ha sido una experiencia que deja sus posos y te hace pensar mucho mucho.

Para finalizar quiero daros a todos las gracias por las muestras de cariño que me habéis dado cuando estaba en el hospital o cuando os enterásteis de que lo había estado, vía blog, mail, sms, etc. Aunque fuera una tontería de enfermedad cuando estás lejos de casa esos comentarios tienen un gran valor. Y sobre todo muchas gracias a Pablo por haberse pasado 5 días a los pies de mi cama hasta que me soltaron del hospital (aunque se los pasara en grande aprovechando la comida del hospital y la televisión por cable).

A partir de ahora cambiamos el chip y como decía al inicio volvemos a viajar como siempre, mochila a la espalda rumbo al norte.

Un bezillo,

Carlos

PD: en muy pocos días colgaré un álbum en la página de fotos llamado: "Cuzco".

jueves, 4 de septiembre de 2008

En el confesionario

Moquegua, Perù, 4 de septiembre de 2008

Desde hace cinco meses y medio Carlos es mi hermano, mi padre, mi hijo y hasta mi novio. Junto a èl he recorrido miles de kilòmetros, he visitado lugares fascinantes y he vivido momentos estupendos que no olvidarè jamàs. Unos cientocuarenta dìas de convivencia casi permanente que acarrean, ademàs de màgicas experiencias en comùn, enfados, resquemores y decepciones. Pequeñas lluvias que erosionan la montaña de la coexistencia y que a veces, no lavan sus laderas de los residuos venenosos que se depositan en ella.

Lo mìo, debo reconocerlo, no ha sido una pequeña lluvia sino un diluvio en toda regla. He fallado a Carlos en el momento que màs me necesitaba: cuando estaba mal de salud. Le he fallado a èl y me he fallado a mì, que he tenido que recibir un golpe para despertar.

Durante un tiempo, cuando mi vida discurrìa en Madrid, lleguè a pensar que no tenìa defectos. Me preguntaba a mì mismo por ellos y no encontraba nada digno de menciòn. Ultimamente los he sentido soplàndome el cogote. No sòlo a Carlos, tambièn he decepcionado recientemente a otra persona que me importa mucho. Mi dejadez con las personas que quiero es como un collar de pinchos canino que me hiere a mì y a los que se aproximan mucho. Sin embargo, y a pesar de todo, estoy contento. Feliz, yo dirìa, porque no hay problema que no tenga remedio ni defecto que no se pueda subsanar si uno le pone interès. Ademàs, de todo se aprende, de lo malo màs que de lo bueno.

Necesitaba una penitencia para poder ir en paz. En breve me irè a Cuzco para visitar una de las Siete Maravillas del Mundo. No es el Machu Picchu. Es Carlos. Joder, què pastelooooòn!

Pablo

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Situación: PARO TOTAL

Cuzco, Perú, 3 de septiembre de 2008

Camino cuesta abajo dirección Avenida de la Cultura que, para hacernos una idea, es como la Castellana en Madrid, 3 carriles de bajada y 3 de subida, una barbaridad para lo que es Perú por lo que he conocido hasta ahora.

Mi objetivo es sencillo: coger el primer taxi que encuentre y llegar lo más rápido posible al hospital para hacerme una pequeña revisión en el brazo, no quiero perder toda la mañana con estas gestiones.

Para mi sorpresa, un miercoles por la mañana, todas las tiendas tienen el cierre echado, la gente y los niños juegan por las calles y en mi busqueda de un taxi lo único que encuentro es una fila de 5 taxis aparcados: " ahi están", me digo, pero al acercarme me encuentro con que no deben estar de servicio porque están haciendo un botellón de cerveza, a las 10 de la mañana, sentados en el capo de sus coches. Sabía que había paro pero no pensé que fuera tan TOTAL.

Aún estoy entre callejuelas supongo que la situación cambiará al llegar a la avenida principal, no va a estar toda la ciudad parada por una huelga. Pero a medida que me aproximo la situación sólo empeora, ¡la Avenida de la Cultura se ha convertido en el centro de operaciones de todos los manifestantes!.

Hay una cosa que, dentro del caos que reina en la ciudad, no me sorprende: los peruanos son igual de desorganizados para manifestarse que para la mayoría de las cosas. En lo único que se han puesto de acuerdo es en no ir a trabajar, para todo lo demás cada uno va a su bola.

A medida que desciendo la avenida principal, ya mentalizado de que hoy no me salva nadie de la larga caminata, me encuentro con hasta 3 manifestaciones, todas reclaman lo mismo y todas gritan lo mismo pero cada una sigue su ritmo. Entre una y otra hay más de 10 minutos de distancia. Lo mas gracioso de todo es que entre sus gritos se encuentra el famoso: "El pueblo unido jamás será vencido", parece que la teoría la conocen o quizás sólo repiten las frases que alguien les sopló, pero desde luego en la práctica aún les queda mucho por mejorar.

Ya casi llegando al hospital caigo en la cuenta de que no todo el mundo está de paro, hay un sector que, incluso en un día tan improductivo como este, sale a la calle a ganarse el pan: el sector de los vendedores ambulantes. En este sentido los peruanos se parecen bastante a los chinos en Madrid, ¿quién te va a vender unos tallarines calientes a cualquier hora de la noche de cualquier día?. Al lado de cada manifestación siempre encuentro varios vendedores que conocen a la perfección las leyes principales del marketing: "ofrecer al cliente exactamente lo que necesita en el momento que lo necesita", ¿qué puede ser mejor en un día soleado y caluroso como este que helados y gorritas para el sol?, esa es precisamente su mercancía.

Carlos

lunes, 1 de septiembre de 2008

Estamos de vacaciones

Cuzco, Perú, 1 de septiembre de 2008

De nuevo estamos al pie del cañón dispuestos a reactivar este blog cerrado por vacaciones porque, al igual que el resto de mortales, los backpackers también tomamos vacaciones; y aunque el blog se llame Efecto Coriolis, viajemos por el hemisferio sur, ahora mismo vista pantalones largos y no este agobiado por el el calor que pasaré esta noche, nosotros veraneamos en agosto como la mayoría de los españoles.

Lo cierto es que hemos pasado 3 semanas geniales corriendo de un lado a otro por el sur del Perú, pasando del frío del altiplano al calor de la selva en cuestión de horas, para alcanzar a recorrer, mochila a cuestas, todo lo que 3 cortas semanas dan de si, pero es lo que había porque la vida laboral no es tan benevolente con los días libres como la vida del mochilero. Aunque como han podido sufrir en primera persona nuestros compañeros de fatiga: Puli, Hermi y Dolores, la vida backpacker a veces está llena de incomodidades que mejor no contar para que no se os caíga un mito a vosotros los sufridos lectores.

Lo cierto es que ahora, tras estos intensos dos últimos meses, nos encontramos en un punto de inflexión en el viaje, necesitamos reponer fuerzas para seguir viajando y conociendo, el cuerpo pide un descanso, el culo pide vacaciones y se niega a un kilómetro más de autobús. Además a veces es necesario parar un poco y reposar lo visto hasta el momento, sino la cabeza se satura con tantas cosas nuevas y se corre el riesgo de perder el factor sorpresa hacía los nuevos lugares.

Asi que se nos plantean nuevas y diferentes vivencias: durante las próximas 3 semanas aparcaré mi macuto en el armario de la coqueta habitación que he alquilado en Cuzco, para llevar a cabo un voluntariado que ya desde el primer día se plantea como un proyecto muy interesante y un poco duro, psicológicamente hablando. Pablo, por su parte, de momento alarga sus vacaciones visitando de nuevo San Pedro de Atacama (Chile).

En lo que respecta a las últimas semanas la peregrinación al Machu Picchu fue nuestro primer destino. Como verdaderos peregrinos optamos por la ruta más larga y dura para llegar a la ciudad perdida de los Incas, como si les debiéramos alguna promesa. La ruta se conoce como Salkantay y consistía en una caminata de 5 días y 4 noches a través de inmensas montañas, cruzando por el paso del Salkantay a 4.600 metros de altitud.

La excursión resultó bastante accidentada y dos miembros del grupo acabaron alguna de las etapas a lomos de "Soñadora", nuestra inseparable yegua, fuímos devorados por super-mosquitos (sus picaduras aún picaban una semana más tarde) y como era de esperar la agencia no nos consiguió los billetes de tren para regresar a Cuzco y tuvimos que hacer una noche extra en Aguas Calientes, a los pies de la Ciudad Inca. Pero mereció la pena, la excursión fue muy divertida, las vistas eran precisosas a lo largo de prácticamente todas las etapas y pudimos disfrutar del Machu Picchu durante más de 11 horas, hasta que echaron el cierre.

La historia de los Incas, sus guerras internas de sucesión y su huída de los malvados españoles, que estaban dispuestos a no dejar títere con cabeza según palabras de la mayoría de los guías, resultó muy interesante y un buen complemento para observar con más atención y entender mejor las construcciones de la ciudad y el porque de su buen estado de conservación. Pero aún sin estar muy interesado en todo esto Machu Picchu es impresionante aunque sólo sea por su belleza, según palabras del El País leídas por Guzmán y corroboradas por nosotros al pie de la letra. Verdaderamente es una de las maravillas del mundo que merece la pena visitar y observar en primera persona al menos una vez en la vida.

Sin tiempo casi para descansar de esta agotadora excursión cuando nos quisimos dar cuenta ya estabamos metidos en una "combi" (minibús) rumbo a la selva, a la Reserva Nacional del Manu, esta vez sin Gumán y sin las neozelandesas a los que se echó mucho en falta. Esta segunda inmersión en la selva resultó ser mucho más divertida de lo esperado y mucho más aventurera que la anterior, al contrario que la otra no daba la sensación de estar en un jardín botánico, con algunos animales de vez en cuando, a la espera de toparte con el cristal que indica el fin del parque. Esta vez llevamos nuestras tiendas de campaña a cuestas y acampábamos en medio de la selva, o eso nos parecía a nosotros, caminábamos a través de los árboles abriéndonos camino con un machete de medio metro y a falta de agua buenas fueron las gotas que extraíamos de las cañas de azúcar, las lianas y los cocos que cogíamos de los árboles, sin olvidar el agua de color sospechoso que cogíamos del río y potabilizábamos con unas pastillas milagrosas.

Al igual que en el anterior tour por la selva los animales que vimos fueron pocos (por si alguno se ha despistado el lugar donde vimos la mayoría de los animales fue la Pampa de Rurrenabaque, no la selva), más bien vimos insectos, alguna que otra ave y muchos muchos mosquitos. Pero esta vez nuestro olor a antimosquitos paso algo desapercibido y fuímos nosotros los que pudimos oler algún que otro chancho salvaje (cerdo salvaje), que a decir verdad no olían mucho peor que algunos de nosotros después de 3 días caminando por la selva.

Para terminar nuestras vacaciones volvimos de nuevo al Lago TitiCaca, el lago navegable más alto del mundo donde se encuentran algunas de las islas sagradas de los Incas: Isla del Sol y la Isla de la Luna, y unas islas flotantes conocidas como Islas Uros, las primeras pertenecen a Bolivia y las segundas a Perú. Al igual que la primera vez nos sorprendieron por la belleza de sus paisajes y su tranquilidad, parecía el lugar adecuado para el fin de fiesta y el descanso de las dos semanas anteriores.

Visitadas las islas llegó la hora de decir adiós a Hermi, Puli y Pablo, que aún seguirían 4 días más de viaje y recorrer medio Perú en autobús en un larguísimo viaje de más de 21 horas hasta Lima.

La despedida de los padres, al igual que ocurrió en Madrid, resultó muy triste. Que hayamos decidido viajar durante mucho tiempo no significa que estemos deseando perderles de vista y en muchas ocasiones se les echa de menos. Muchas gracias por haber venido y por habernos ayudado a pasar 3 semanas geniales y en esto incluyo a Guzmán al que también vamos a echar mucho de menos porque han sido dos meses muy especiales.

Un bezillo que hoy me siento sentimental!

Carlos.

Pd: ya se pueden ver las fotos de las 3 últimas semanas, aunque aún faltan por completar algunos nombres y comentarios que haré en los próximos días. También a finales de semana colgaré las fotos que os debía de las ciudades de Bolivia que no pude colgar por problemas con las conexiones.

Las nuevas carpetas disponibles son:
- Ruta Salkantay: Machu Picchu.
- Reserva Nacional del Manu.
- Lago TitiCaca: Isla del Sol e Islas Flotantes.

jueves, 31 de julio de 2008

La turbulenta refundaciòn de Bolivia

Puno, Perù, 30 de julio de 2008

El 10 de agosto, y por iniciativa del ejecutivo que preside Evo Morales, los prefectos de los nueve Departamentos del paìs y el propio presidente de la Repùblica se someteràn a un referèndum revocatorio del que dependerà la continuidad en sus cargos de todos ellos.

Esta consulta popular significa un nuevo apretòn en el pulso que sostienen el gobierno y la oposiciòn desde la victoria de Evo Morales en las elecciones de diciembre de 2005. Bolivia es hoy la mesa sobre la que dos concepciones de entender el paìs miden su mùsculo en un encarnizado intento por doblegar a su rival.

La perspectiva general indica que, pase lo que pase el 10 de agosto, Bolivia no va a encontrar la calma a menos que los actores polìticos alcancen una acuerdo que defina los lìmites del Estado y sus Departamentos -como la Comunidades Autònomas en España- y se ratifique en la nueva Constituciòn.

Esta nueva Constituciòn es el buque insignia de la reforma que Evo Morales ha emprendido desde que conquistò el poder. Su incontestable victoria en las elecciones con el 54% de los sufragios, su condiciòn de primer presidente indìgena de Bolivia y su polìtica socialista, en lìnea con otros movimientos de izquierda que estàn en boga en Sudamèrica, ha suscitado tantos afectos como temores.

Bolivia incuba desde hace casi tres años su refundaciòn y, ante el inminente nacimiento, sus actores polìticos y sociales persiguen el mejor asiento para asistir a èl. Las convulsiones polìticas han ensanchado las fisuras del paìs hasta desnudar la crisis boliviana en un conjunto de problemas polìticos, econòmicos y sociales. Si la economìa ha sido la mecha que ha hecho estallar la crisis, otros factores menos conmensurables y màs pasionales como la raza, la ideologìa o la geografìa han suministrado la pòlvora. En un estado multicultural como Bolivia, las diferencias significan hoy una amenaza.

Occidente contra Oriente, el Altiplano contra la selva, collas contra cambas, pobres contra ricos... La crisis tiene una amplitud tan extensa como el territoria boliviano aunque los polìticos se enzarcen en discutir sobre la autonomìa de los Departamentos. Beni, Pando, Santa Cruz y Tarija, los Departamentos orientales del paìs, los del calor selvàtico y ricos yacimientos petroleros han aprobado de manera consecutiva desde julio de 2006 su derecho a que en la nueva Constituciòn quede plasmado su estatuto autonòmico para poder administrar su riqueza desde sus capitales regionales sin que èsta pase por La Paz. El sì a la autonomìa en estos Departamentos, poblados en su mayorìa por cambas o descendientes de europeos y de indìgenas de tribus diferentes a los incas, ha alcanzado un respaldo del 80% de promedio.

Desde el gobierno se ha calificado de ilegal esta consulta, de significar un intento de secesiòn del paìs y se ha tildado de ¨egoìsta¨ la autonomìa ya que en la pràctica significa màs dinero para los Departamentos màs ricos y menos para los màs pobres.

Los autonomistas niegan cualquier ambiciòn de alcanzar la independencia y exhiben nùmeros ante las acusaciones de egoìsmo. Segùn sus càlculos, la autonomìa serìa beneficiosa para todos los Departamentos y evitarìa el despilfarro y la corrupciòn ya que, para ellos, el ejecutivo de Evo Morales representa la ineptitud y la chapucerìa, simbolizada en el pasado de Morales, ex lìder sondical de cocaleros que no concluyò sus estudios primarios.

Para los partidarios de Evo, las crìticas y las trabas puestas al gobierno por parte de la oposiciòn son la reacciòn de las clases adineradas ante la amenaza de perder sus històricos privilegios en favor de las clases populares y para ello, despliegan las mejoras en Educaciòn, en pensiones y en el reparto de la tierra efectuado por Morales.

El amplio respaldo a la autonomìa en Beni, Pando, Santa Cruz y Tarija se explica tambièn por los temores que un gobierno liderado por un colla suscita entre la poblaciòn camba y los indìgenas no descendientes de los incas. Evo ha utilizado la bandera de los indìgenas collas con tanta frecuencia como la de la Repùblica y este gesto simbòlico se ha interpretado en el Oriente como un intento de diferenciaciòn y de exclusiòn. Las acusaciones de racismo se entrecruzan entre los Andes y el Oriente mientras se moldea a fuerza de golpes la estructura de la nueva Bolivia.

El referèndum revocatorio del 10 de agosto ha sido tachado de ¨antidemocràtico¨ por la oposiciòn ya que en èl, Evo Morales parte con ventaja al necesitar sòlo el 46% de los votos para mantenerse en el Ejecutivo. En la Constituciòn se establece que para ser ratificados en sus puestos, el presidente y los prefetos precisan de un porcentaje de votos que, sumado al que obtuvieron en las pasadas elecciones, sumen el 100%. Evo logrò el 54% en las de 2005 mientras que el prefecto de Santa Cruz necesita un 51% de votos afirmativos al haber vencido en las regionales con un 49%.

Sin embargo, el revocatorio es sólo un problema de forma. El intrincado fondo de la crisis requiere un cambio radical para alcanzar una salida. Las semanas pròximas al referèndum seràn vitales para esclarecer el interès de los polìticos para estabilizar el paìs.

Pablo

martes, 22 de julio de 2008

Del altiplano a la selva

Santa Cruz, Bolivia, 22 de julio de 2008

Tras cinco días perdidos por la selva tropical volvemos a la civilización, de nuevo coches, tiendas e internet, pero esta civilización tiene poco aire boliviano, ni el clima, completamente veraniego a pesar de estar en invierno, me recuerda a todo aquello que dejamos atrás al adentrarnos en la selva. Estamos en Santa Cruz, la región boliviana más rica, la que aspira a conseguir su autonomía a toda costa, si tiene que ayudar a las regiones más desfavorecidas que se haga a través de un fondo solidario, el mismo nombre dice mucho de lo que le preocupan las demás regiones de su país.

Los últimos días han sido un poco frenéticos, hemos dejado atrás nuestra tradicional forma de viajar lenta, relajada y ahorradora para dejarnos llevar por el entusiasmo de un grupo de neozelandesas que querían ver medio Bolivia en 5 minutos y gracias a ellas hemos podido llegar mucho más lejos de lo que el tiempo nos hubiera permitido, porque para los que no estén informados esperamos la inminente llegada de nuestros padres que durante un mes abandonan su papel de comentaristas del blog, perdemos 3 de los más fieles seguidores pero ganamos tres backpackers.

Una de las cosas más divertidas y sorprendentes de este viaje es la facilidad para encontrarse repetidas veces con los viajeros que vamos conociendo por el camino. Normalmente ni siquiera hacemos los mismos recorridos pero, casualidades de la vida, siempre acabamos cruzándonos en algún lugar de la ruta. Tras tropezarnos con las chicas neozelandesas en 3 ciudades, en 2 países diferentes, Sucre (Bolivia) fue la definitiva, donde nos convencieron para que nos unieramos a ellas y fueramos a un festival de música electrónica cerca de La Paz. El festival resultó ser de música folklórica, al parecer no estaban muy informadas, pero nos sirvió para conocer a nuestro grupo favorito de Bolivia: Los Kjarkas, toda una revolución aqui en su país que nos sorprendieron gratamente, creo que no he bailado tanto ni con un concierto de Marea.

Para llegar a Coroico, sede del festival, tuvimos que hacer uno de los viajes más divertidos hasta el momento: descenso de la Carretera de la Muerte en bicicleta. 60 kilómetros de bajada a lo largo de una carretera considerada la más peligrosa del mundo, con barrancos de hasta 1000 metros de caída, por supuesto sin "quitamiedos", sino no sería la más peligrosa del mundo y perdería a los turistas idiotas que deciden ir alli a jugarse la vida; porque como todo es negocio por jugarte el pellejo bajando te cobran una entrada, según dicen hay que mantener la carretera!!! Aunque las bicicletas desaconsejaban correr cualquier riesgo y el terreno no era el más propicio, a uno se le dispara la adrenalina cuando se sube a una bicicleta y tuvimos que darle alguna que otra lección al guía que al igual que Guzmán siempre encontraba alguna excusa en su cadena o en sus marchas para justificar su retraso. Hay que ser justos y reconocer que Guzmán para ser un novatillo del ciclismo estuvo muy a la altura de las circunstancias.

Pasado el fin de semana de vacaciones bailando y bebiendo, que ya necesitabamos un descanso porque viajar es un trabajo duro, volvimos a la dura realidad de los autobuses y carreteras bolivianas, que son un espanto, para llegar hasta Rurrenabaque, un pueblo en medio de la selva boliviana. Durante muchos kilómetros vimos el precipicio demasiado cerca y en alguna ocasión alguna rueda se dio el lujo de asomarse al barranco y perder el contacto con la carretera.

Una vez en Rurrenabaque nos bañamos en antimosquitos y nos fuimos directos a la pampa y a la selva. Navegar a un metro o dos de los aligatores y los caimanes es una experiencia alucinante pero aún fuimos más alla y nos bañamos en ese mismo río, total con lo que nos había costado el antimosquitos nada podía atacarnos. La verdadera explicación era que también había delfines rosados y al parecer cuando los delfines están ahi nadando los caimanes no te atacan, por mucho que te miren con ojos golosones. Todos volvimos de una pieza así que debe ser verdad.

Pasamos unos días muy divertidos, como niños en un campamento de verano: con actividades, juegos, hogueras y jugando al volleyball y al fútbol. Como este año a la furia española no hay quien la pare nos atrevimos a retar a unos israelies que venían con muchas ganas pero se volvieron con el rabito entre las piernas. Para ser justos hay que decir que no estabamos solos en el campo, los dos chicos ingleses en la defensa, la neozelandesa en el centro del campo rematando de cabeza mejor que Dani y el delantero holandés, palomero pero que metió todos los goles, ayudaron, porque nosotros furia tenemos para regalar pero la calidad no nos entraba en el macuto.

También nos hartamos a ver animales, aunque no tantos como esperabamos, según el guía nuestras lociones antimosquitos y nuestro ruido los espantaban, será que el jaguar teniendo hambre se va a poner exquisito si me encuentra perfumado de tal manera. Como diría el Viajero Austral en su blog por lo menos vimos 35 especies de aves, 7 reptiles y 3 mamiferos, cifra arriba cifra abajo.

Abandonada la selva y 29 horas de autobús más tarde, al cual hubo que empujar en varias ocasiones entre todos los machitos porque rompió el embrague y el invento de arreglarlo con una bomba hinchar bicicletas no funcionó, llegamos a Santa Cruz. Tiempo para cambiar impresiones con una sociedad boliviana muy diferente a la conocida y analizar los últimas experiencias vividas plasmándolas en el blog.

Carlos

Pd: Habrá que seguir esperando a las fotos porque las conexiones no han mejorado mucho y mi cámara se ha estropeado, estamos trabajando en posibles soluciones.

jueves, 10 de julio de 2008

Fantasmas

Sucre, Bolivia, 9 de Julio de 2008

A lo largo del viaje hemos conocido gente muy diferente, con sus personalidades propias, únicas e irrepetibles. De todas ellas se puede aprender algo si se profundiza en el trato. De entre todo este colectivo, me gustarìa destacar un grupo que involuntariamente lleva a cabo una labor importantìsima: proporcionarnos la materia prima de nuestras bromas: los Fantasmas.

Identifico como fantasma a todo individuo que, creyendo que somos bobos, nos cuenta una historia que traspasa con creces los límites de la realidad. Ademàs, divido a los fantasmas en dos grupos: los que persiguen obtener un beneficio cualquiera a expensas de nosotros y los que mienten simplemente por amor al arte. Estos son mis favoritos.

Entre los primeros, es obligatorio comenzar con Don Manuel Antonio Lòpez, el viejecillo que nos desvirgò como pardillos el primer dìa en Buenos Aires. Como ya hemos hablado de èl, recordarè simplemente que fingiò haber sido atracado; nos dio pena y le dimos un dinero que nunca nos devolviò.

Unos dìas despuès, un tipo nos abordò cerca del puerto de Montevideo. Despuès de las preguntas de rigor sobre de què parte de España somos, se zambullò en una atropellada historia sobre su hermana que -debìa hacernos gracia esto-, se beneficiaba un tipo al que, curiosamente estaba esperando en ese momento y que, casualidades de la vida, le iba a traer unas entradas para asistir esa misma noche al partido entre Uruguay y Argentina, un encuentro que iba a dilucidar cuàl de las dos selecciones se clasificarìa para el Mundial de... 2010. Le preguntamos en què canal iban a retransmitir el partido pero, para nuestra sorpresa nos contestò que no se emitirìa por la televisiòn, que sòlo se podrìa ver en el estadio y que nos dejaba las entradas en 25 dòlares... Gracias, el siguiente.

En La Serena, Chile, conocimos a un viejete que nos recordò mucho a nuestro buen amigo Manuel Antonio. Nos detuvo mientras paseàbamos cerca de la playa y nos ofreciò un tour por la ciudad con su taxi durante tres horas. Nos aseguraba que verìamos "lugares inimaginables" y que hasta podrìamos detenernos donde quisièsemos para sacar fotos. La Serena no es Parìs y se visita en un rato a pie; lo mismo que Coquimbo, la ciudad que està al lado, y por unos panfletos turìsticos ya sabìamos què era lo màs importante para ver, pero le preguntamos por simple curiosidad el precio de su tour. Parecìa un viejecillo inocente y bonachòn pero resultò ser un astuto zorro. En lugar de responder directamente comenzò un monòlogo, destinado a que nos cayese simpàtico, sobre sus antigüos clientes españoles, que le tenìan un enorme cariño y que hasta le habìan enviado CDs de Zarzuela y le habìan invitado a comer cochinillo en Segovia. Algùn dìa irìa para allà, decìa el taxista, que acentuaba repetidamente lo contentos que quedaban sus clientes/amigos con su tour. Finalmente, tras varios minutos dando vueltas a sus amigos españoles, nos dijo el precio: diez mil pesos por persona, unos trece euros, cuando el tour organizado por una agencia de turismo al Valle del Elqui durante todo el dìa y con comida incluida era sòlo tres mil pesos màs caro. Gracias pero no nos interesa.

La salud es importantìsma, en eso todos estamos de acuerdo, y si atendemos a lo que decìa un curandero naturalista a una multitud en las calles de Oruro, en Bolivia las enfermedades son una epidemia. Con un tono de voz cuatro o cinco puntos por encima de la media boliviana y gesticulando como un poseso, este curandero prevenìa a sus espectadores de los peligros de otros "curanderos charlatanes" y de los mèdicos, "nunca curan, sólo saben aliviar el dolor", decìa, y se afirmaba como un curandero profesional y muy econòmico que habìa sanado a miles de pacientes con sòlo una radiografìa de su cuerpo. Alternaba las historias de estos enfermos desesperados que habìan acudido a èl como ùltima soluciòn con varios diplomas de no sè què que extraìa de un cuaderno y consejos tales como "la coca-cola mata, beba agua, fìjese en los turistas còmo beben agua", o "debe hidratarse bien, si su orina es amarilla debe beber màs agua", o "coma zanahorias, son buenas para la vista" etc. Al subirnos esa noche al autobùs camino de Uyuni, otro hombre se puso en pie en medio del pasillo, sacò un cuaderno que nos era familiar y contò la misma historia casi reproduciendo palabras del anterior curandero. Sospecho que con tantos curanderos naturalistas la esperanza de vida en Bolivia aumentarà en breve hasta los 130 años.

No todos estos fantasmas desean obtener beneficios econòmicos con sus historias, hay otros que simplemente persiguen beneficios sexuales. El recepcionista del hostal de San Pedro de Atacama, Alejandro, se encaprichò de mì ademàs de, creo que de dos o tres màs, y llevò a cabo durante varios dìas un proceso psicològico destinado a borrar de mì tabùes que decìa que tenìa contra la homosexualidad. Segùn èl, que dice que fue propietario de un prostìbulo, "el 50% de los hombres heterosexuales han tenido alguna vez experiencias homosexuales", luego, debìa razonar yo, "si tantos hombres experimentan con los de su mismo sexo, ¿por què no yo?". Ni que decir tiene que no colò.

Estos son bàsicamente los mejores ejemplos de fantasmas en busca de beneficios. Ahora pasarè a los verdaderos capos, los que llevan pura fantasìa en sus venas.

En el hostal Milhouse de Buenos Aires conocimos a un bailarìn de Tango, Nahuel, mientras èste esperaba a que su novia terminase una clase de baile con unos gringos. A primera vista parecìa un chico normal. Gran error, estàbamos ante lo que en un breve plazo serà el nuevo Carlos Gardel. Resulta que este Nahuel ha vivido en Parìs y en Barcelona y ahora ha vuelto a Buenos Aires y tiene unos amigos con los que ha decidido crear un grupo de mùsica. Un dìa, aburrido, se le ocurriò escribir algunas canciones y... son sencillamente geniales. Sus amigos estàn entusiasmadìsimos y no les serà difìcil empezar a participar en festivales de mùsica y hacerse famosos. Lo del famoseo en cualquier caso es algo muy relativo para Nahuel y pone el ejemplo del cantante Ricardo Arjona, que segùn èl, "escribe mierda pero tiene èxito". Su frase "estoy deseando ver a Ricardo Arjona para decirle lo puta mierda que son sus canciones" es tan famosa entre Carlos y yo que la utilizamos para todo. Es como el pan del lenguaje. Además, como cantar sòlo es muy poco para Nahuel, està escribiendo un libro sobre Tango, un baile que le permite acostarse con minas siempre que lo desea. "Voy a la discotecam tomo a la que quiero, unos bailes y a la cama", dice. Eres mi Dios Nahuel, el mundo deberìa estar eternamente agradecido porque hayas nacido.

El ùltimo de esta especie es un señor que conocimos en el hostal de La Serena. Desgraciadamente no le preguntè el nombre. La conversaciòn comenzò porque nos dijo que habìa vivido quince años en Madrid y que volverìa a España en septiembre por asuntos de negocios y para recuperar un reloj de diamantes que le habìa robado un relojero de Barcelona. El lo comprò en Plaza de Castilla a un àrabe por... 3.000 dòlares y lo llevò a reparar a Barcelona en 1995 pero el relojero engañò a su madre, que debìa recogerlo una vez reparado, y se lo quedò. Ahora ese reloj vale 100.000 dòlares y està dispuesto a recuperarlo por las buenas o por las malas, asì que si el relojero de Barcelona lee este blog que sepa que tiene que tener cuidadito.

Este señor tiene mucho mundo y, si bien reconoce que apenas sabe leer y que dejò el colegio en 4º, es màs listo que cualquiera de todos nosotros. Entre otros muchos trabajos, fue reparador de barcos en Transmediterrànea, una empresa del ex-presidente español Calvo Sotelo, y un buen dìa en 1973, cansado de cobrar sòlo 700 dòlares (!1973!), se comprò en una tienda de las Ramblas de Barcelona el tìtulo de Ingeniero de no sè què. Con ese tìtulo fue a ver a Calvo Sotelo y le dijo: "Si no me subes el sueldo a 1800 dòlares me voy a la competencia". Lògicamente, Calvo Sotelo se tragrò el anzuelo y aceptò.

Un tìo listo èste ¿no?. Sin embargo, no os pensèis que es sòlo una persona avispada. Es tambièn un personaje sumamente importante. De hecho, es ìntimo amigo del hombre màs rico de Chile y candidato a la presidencia: el conservador Piñera. Tambièn conociò al capo del narcotràfico colombiano Pablo Escobar en un hotel en Plaza de Castilla (siempre Plaza de Castilla) pero, debìa tener un mal dìa Don Pablo ya que ni siquiera le invitò a su rancho en Colombia. Yo escuchaba entusiasmado las acrobacias inverosìmiles de este señor que, envalentonado por mi atenciòn, cada vez exageraba màs y màs sus historias y me obligaba en un esfuerzo titànico a no descojonarme de la risa. Este hombre no tenìa estudios pero comprendìa perfectamente lo que sucedìa en el mundo y ademàs compartìa conmigo sus teorìas. ¿Sabèis porquè ha subido tanto el precio del petròleo en el mundo?. Pues porque Bin Laden ha hablado con su primo de Arabia Saudì y entre los dos han decidido dar un escarmiento a Bush. Subiendo el precio del petròleo todo el mundo odiarà a Bush y eso es lo que han hecho. ¿Quièn dijo que la Polìtica Internacional era complicada?.

Nuestro amigo era un cañòn que disparaba barbaridades y creo que era consciente de ello. Sin embargo, me parece que me querìa poner a prueba y cada historia era aún màs rocambolesca que la anterior. Sentìa que tiraba de la cuerda para ver dònde estaba mi lìmite; para saber en què momento me levantarìa de la silla, darìa un puñetazo sobre la mesa y gritarìa "basta, eso es mentira". Era demasiado divertido como para detenerle. Por ello, se atreviò con la ùltima: su amigo, el ex-presidente Ricardo Lagos le concediò hace tres años la licencia para explotar una mina de cobre que estaba a punto de vender por 9 millones de dòlares. !Toma ya!.

En ese momento, en aquel hostal, el màs cutre de La Serena, sentì muchas ganas de levantarme de mi silla, abrazarle con fuerza y decirle: "Gracias".

Pablo

miércoles, 2 de julio de 2008

Primeras impresiones

Potosí (Bolivia), 2 de julio de 2008

800 kms en 36 horas, escasos kilómetros de carretera asfaltada a lo largo del país, falta de agua caliente en la mayoría de los hogares y los hostales, inexistencia de calefacciones en lugares que superan los -5 grados cada noche durante el invierno, niños trabajando por todos lados y en cualquier cosa, lo peor probablemente: en la mina, etc.

Normalmente cruzar la frontera es un mero trámite, un proceso que parece hecho para fastidiar un poco al viajero que debe bajarse del autobús un mínimo de dos veces, coger todo su equipaje para que sea revisado, rebuscar entre todas sus cosas en busca de un papelito migratorio que pensaba que era inútil pero resulta ser la llave de entrada en el nuevo país. Pero todo esto tiene su recompensa: puedes estampar un nuevo sello en el pasaporte, vieja costumbre que se perdió en Europa con la creación de la UE pero que al turista aún le sigue haciendo mucha ilusión y espera con ansia la llegada a casa para poder fardar de la cantidad de sellos que ha conquistado.

Una vez pasada la frontera, salvando algunas diferencias, todo sigue siendo prácticamente igual que antes. De hecho mi experiencia en sudamérica me dice que en países tan grandes como los de aqui las mayores diferencias se encuentran dentro de cada país y no entre los distintos países. El sur de argentina se parece más al sur de Chile que a Salta o a Misiones, tanto en el clima como en la geografía o en el mismo caracter de la gente. Lo mismo ocurre con el norte de Chile que es más parecido al sur de Perú que al sur de su propio país. Eso si a un uruguayo no le confundas con un argentino, por muy similar que sea su acento o muchos mates que se tome en una tarde, o a un argentino no le confundas con un chileno porque la inmediata reacción será, en el mejor de los casos, una mala cara.

Pero en el caso de la frontera boliviana atravesarla supone un giro de 180 grados respecto a todo lo visto y sentido anteriormente a lo largo del viaje. Ni siquiera fue necesario llegar a la frontera para sentir que todo cambiaba, fue al subirnos al autobús en la estación rodoviaria de Iquique (Chile) cuando comprendimos que cambiábamos de país y que esta vez pasar la frontera no era un mero trámite.

La comodidad de TurBus, una de las empresas de autobuses de larga distancia chilenas, caracterizada por ser tan atentos con los viajeros que llegan a ser insoportables, es una mera utopía en las compañías bolivianas. Los autobuses bolivianos carecen de todo tipo de comodidades, sus asientos son pequeños e incómodos, la calefacción es inexistente, se venden más pasajes que asientos por lo que siempre hay gente que viaja de pie a pesar de la peligrosidad de los caminos y la conducción temeraria de los conductores, las ventanas rara vez cierran y en el ambiente del autobús suele haber más polvo que oxígeno.

Otra cosa en común en todos los autobuses es su olor peculiar, un olor putrefacto, pasado a hoja de coca, llamas, comida, transpiración, humedad, cuerpos sin bañar, un olor realemente muy malo, sin olvidar el olor a ambientador 3x2 utilizado por el azafato en un intento por camuflar toda esa mezcla de malos olores, pero más que camuflar anima un poquito más el ambiente.

También descubrimos al subir al bus que la planificación no existe en Bolivia, las cosas se hacen porque si y no se le da más vueltas. El más claro ejemplo lo encontramos en los horarios de autobuses que parecen puestos por un niño o alguien con muy mala leche. El primer autobús que tomamos salió de Iquique a las 9 de la noche con el fin de llegar a la frontera a las 12 de la noche y esperar durante 8 horas hasta que abrieran de nuevo la frontera. Una vez llegó se aparcó, abrieron las puertas y sin dar ningún tipo de explicación conductor y copiloto desaparecieron, dejándonos alli durante 8 horas pasando un frío considerable, estabamos en medio del desierto.

Otros que desaparecieron fueron los abuelitos bolivianos que se sentaban a nuestro lado. Al abrir un ojo con los primeros rayos de sol descubrimos que ya no estaban sepultados bajo la pila de mantas que llevaban con ellos y que allí habían abandonado. Cruzamos las dos fronteras y nadie se preocupó por tan extraña desaparición, pero al llegar de nuevo a nuestro asiento, trás pasar la segunda y útima frontera, allí estaban los dos sentados de nuevo, con la misma cara de antes, allí no había pasado nada. Les preguntamos llenos de curiosidad que como habían podido llegar hasta ahi y porqué se habían bajado pero lo único que obtuvimos fue una respuesta típicamente boliviana, concisa y vacía de información: "en coche". Fue imposible saber más ¿por qué se habían bajado? ¿habían pasado el control aduanero? ¿eran ilegales?, sólo ellos lo saben porque excepto a nosotros a nadie pareció importarle.

Otro ejemplo de buena planificación era el horario del segundo autobús que tomamos. El único que salía para Uyuni desde Oruro era a las 9 de la noche, lo que nos obligó a pasar el día en Oruro pensando que por lo menos ahorraríamos la noche de hostel ya que viajaríamos de noche. Pues no, el autobús no llegaba a Uyuni por la mañana como cabría esperar, llegaba a las 4 de la madrugada, el horario ideal para empezar a conocer la ciudad o encontrar cualquier hostal abierto. Amablemente nos prometieron que nos dejarían "descansar" en el bus hasta que se hiciera de día, como si aún nos quedaran ganas de más viaje.

Pero el cambio que más nos ha impresionado, en cierto modo defraudado, es el caracter de la gente de aqui, es radicalmente diferente. Nos hemos encontrado con una población extremadamente reservada y con la que es prácticamente imposible mantener una conversación, en cuanto les haces más de dos preguntas seguidas se agobian y dejan de contestarte, o te ignoran en algunos casos. Tratando de comprar una tarjeta boliviana llegamos a una tienda en Potosí y para asegurarme de que no me vendían cualquier cosa me dispuse a hacer todas las preguntas de rigor: cobertura de la tarjeta, diferencias entre las de 32 k y las de 128 k, tarifas de las compañías, etc. A la segunda pregunta el hombre se empezó a agobiar de tal manera que empezó a tartamudear y a perder el aire, entre risas y con miedo de que al hombre le fuera a pasar algo le pedimos disculpas y salimos corriendo de la tienda. Lamento no haber grabado ese momento porque se que todos pensareis que estoy exagerando un 100% pero ni a Guzmán ni a mi se nos olvidará nunca ese momento.

Desconozco cuales serán los motivos de este caracter tan diferente y difícil, pero según voy pasando aqui más días se me ocurre que el clima puede tener mucho que ver para que sean tan reservados, aqui hace mucho frío y el clima no anima a tener un caracter tan despreocupado como el de los cubanos o los brasileños, el duro pasado ( del que los españoles tenemos mucha culpa) y presente al que están sometidos también debe influir en ellos, pero por encima de todo esto creo que el bajo nivel de educación es el gran culpable de su escasa sociabilidad. Desgraciadamente se ven niños, muy sucios, trabajando o vendiendo cosas por todas partes, sin conocer los datos estoy convencido de que la gran mayoría sólo han pasado por el colegio para vender algún periodico, caramelos, jugo de frutas, o limpiarle los zapatos a algún maestro.

Sin embargo, al igual que el resto de países de sudamérica, que he visitado hasta el momento, Bolivia goza de unas maravillas naturales difíciles de describir con palabras. En una de las calles de Potosí, ciudad conocida por su inmenso cerro repleto de minerales valiosísimos, principalmente la plata, encontramos una pancarta que anima a la gente a votar para que el Salar de Uyuni sea considerado una de las 7 maravillas del mundo. No se si lo lograrán pero motivos no le faltan. Aún me impresiona cerrar los ojos y recordarme sentado en medio de 12.330 hectareas de sal, de un color tan blanco que ni las gafas, horribles, que compré en una óptica de Perú impidieron que el reflejo del sol me irritara los ojos durante varios días. O recordar la Isla del Pescado, conocida asi por su forma y no por su riqueza animal ya que se trata de un islote en medio del salar, atestada de cactus gigantes que daban juego para alguna que otra foto graciosa.

Otra de las maravillas es el Cerro Rico de Potosí que hoy mismo acabo de visitar. Tras el saqueo de los españoles en el siglo XVI y explotación del cerro en los siglos posteriores aún hoy quedan minerales para aburrir. He visitado una de las minas que se explotan en el Cerro. Deben pasar varios días para procesar lo visto y sentido, sensaciones desagradables porque si bien la minería es una de las profesiones más duras aún es más dura cuando es desempeñada por gente demasiado joven para estar allí. Es uno de esos momentos en los que por dentro te sientes demasiado privilegiado, injustamente privilegiado.

Carlos

Pd: otra cosa que caracteriza a la Bolivia que de momento he conocido es la gran lentitud a la que funciona internet. Debido a esto no podré actualizar los álbumes de fotos durante una temporada, pero en cuanto pueda subire todos los álbumes que debería.

viernes, 20 de junio de 2008

Diferencias aparte, somos iguales

Arica (Chile), 20 de junio de 2008

Las generalizaciones y los clichés siempre son odiosos por presentar la realidad social de manera simplificada o parcialista en el mejor de los casos. En el peor, prejuiciadas por tópicos o malas experiencias individuales. La realidad de una sociedad e incluso me atrevería a extrapolarla a la realidad de cualquier hecho o acción en la que interviene el ser humano está tan diluída en miles de diminutos detalles que se escurre por los pequeños agujeros del colador que pretenden ser los clichés.

El todo y la nada son igualmente inexactos y precisos. Siempre hay un depende y alguna excepción pero en tres meses viajando por Argentina, Uruguay y Chile he observado muchas cosas inexistentes en Europa o que recuerdo vagamente de cuando llevaba un baby azul y levantaba unos pocos palmos del suelo. Como digo, son sólo detalles insuficientes para extraer conclusiones globales pero permiten aspirar parte del aroma que desprende este caldo en permanente cocción.

Lo primero que salta a la vista es la aparente dejadez estética de las ciudades: pinturas descascarilladas en las fachadas de los edificios, calvas en las aceras de adoquines que nadie pretende tapar, inmundicia desperdigada al azar por carreteras, calles o parques. Incluso en bares, restaurantes u hostales la uniformidad decorativa es algo que no se contempla como un imperativo categórico. El amueblado estilo "casa de mi bisabuela" es común y tan pragmático como el lema "si no está roto aún sirve".

Me da la impresión de que el consumismo exacerbado de Europa aún no ha llegado aquí. Las ropas se usan hasta que se rompen, igual que los coches o los muebles. Si el parachoques de tu auto se cae, pues se le amarra con una cuerda al capó y a seguir caminando. Si la ventanilla está rota, un cartón evita que entre el aire hasta que se pueda reparar. No es extraño ver tiendas de costura o ferreterías, negocios que tienden a desaparecer, si no lo han hecho ya, en Europa, en donde antes de que se rompa la ropa ya se ha cambiado por otra y en donde una pequeña avería en la casa es motivo para llamar a un fontanero o a un electricista, que cobran una fortuna por cada chapuza.

Las agencias de viajes, tan populares en el Viejo Continente, son sin embargo una minoría aquí y están dedicadas principalmente al turismo foráneo. La calefacción, algo que en Madrid se considera absolutamente necesario, aquí es un lujo. Muy pocas casas disponen de ella en Santiago y eso que hace un frío similar al de la capital de España. La de Nuria, a pesar de vivir en un barrio acomodado como el de Providencia, no se encenderá este invierno por ser demasiado cara. En muchos otros lugares ni siquiera tienen la opción de elegir. Si hace frío, pues a abrigarse más.

En los establecimientos comerciales es frecuente tener la impresión de que hay más empleados de los necesarios. Multitud de trabajos no requieren una mano de obra cualificada y la improvisación parece gobernar las relaciones laborales en detrimento de la eficicacia. Se respira un aire de relajación. En una ocasión, mientras cenaba en un restaurante medio elegante en San Pedro de Atacama me sorprendió sentir un extraño bulto que empujaba mis piernas bajo la mesa. Un perro vagabundo había entrado al restaurante y durante mucho rato se paseó por las mesas pidiendo comida sin que ningún camarero se molestase en echarlo. Ni que decir tiene que esto no se ve en Europa.

Lo de los perros vagabundos representa para mí una pequeña tragedia. Recuerdo los anuncios hace años en España en los que se trataba de concienciar a los dueños de los perros de que éstos no eran un juguete que se pudiese abandonar. "El nunca lo haría", rezaba el eslogan. Aquí son un ejército que pulula por las calles alimentándose de lo que le arrojan o de lo que encuentran entre las basuras, creando aún mayor suciedad que añadir a los excrementos que dejan. Están sucios, delgados y algunos, enfermos. Dicen que en Sudamérica las diferencias sociales son extremas y el ejemplo de todos estos perros abandonados y Balagán, el perro del hostal de Ushuaia es el paradigma de la injusticia social. Mientras miles de perros malviven sin cariño, sucios y hambrientos, la mascota del "Patagonia País" es el ojito derecho de los dueños del hostal y todas las noches engullía una enorme perola de fideos y carne. Una cena bastante mejor que la que nosotros mismo tomábamos.

En el metro de Santiago se intenta concienciar a los usuarios de la importancia de dividirse en las escaleras mecánicas entre los que desean ir rápido (por la izquierda) y los prefieren ir más despacio (por la derecha), algo aparentemente obvio en España. Obvio parece ser también para la mentalidad europea que la democracia es el mejor o el menos malo de los diferentes tipos de gobierno. Aquí no está tan claro. Los argentinos especialmente pero también los chilenos se quejan de la clase política que dirige, dirigió o dirigirá sus países y se da por supuesto que los políticos se hacen políticos para ser ricos y beneficiarse de las ventajas del poder. Ayudar al país es algo secundario y el aprecio y el odio a Pinochet en Chile está repartido entre los chilenos.

La Iglesia, tan debilitada e ignorada en Europa ocupa en Chile un lugar bastante importante. Hasta el 2003 no se permitió el divorcio en este país debido a su influencia y los colegios religiosos y templos se multiplican por todo el país en sus variantes católicas, evangelistas o adventistas en una escala mucho mayor a la de España. La gente es mucho más creyente que en España pero se cometen los mismos pecados.

Esta es sólo una pequeña parte de la lista que confecciono a diario sobre los detalles que nos diferencian. Sin embargo, creo que es aún mayor la lista de similitudes aunque, como en todo, depende de la casualidad y del punto de vista del observador.

Pablo