martes, 22 de julio de 2008

Del altiplano a la selva

Santa Cruz, Bolivia, 22 de julio de 2008

Tras cinco días perdidos por la selva tropical volvemos a la civilización, de nuevo coches, tiendas e internet, pero esta civilización tiene poco aire boliviano, ni el clima, completamente veraniego a pesar de estar en invierno, me recuerda a todo aquello que dejamos atrás al adentrarnos en la selva. Estamos en Santa Cruz, la región boliviana más rica, la que aspira a conseguir su autonomía a toda costa, si tiene que ayudar a las regiones más desfavorecidas que se haga a través de un fondo solidario, el mismo nombre dice mucho de lo que le preocupan las demás regiones de su país.

Los últimos días han sido un poco frenéticos, hemos dejado atrás nuestra tradicional forma de viajar lenta, relajada y ahorradora para dejarnos llevar por el entusiasmo de un grupo de neozelandesas que querían ver medio Bolivia en 5 minutos y gracias a ellas hemos podido llegar mucho más lejos de lo que el tiempo nos hubiera permitido, porque para los que no estén informados esperamos la inminente llegada de nuestros padres que durante un mes abandonan su papel de comentaristas del blog, perdemos 3 de los más fieles seguidores pero ganamos tres backpackers.

Una de las cosas más divertidas y sorprendentes de este viaje es la facilidad para encontrarse repetidas veces con los viajeros que vamos conociendo por el camino. Normalmente ni siquiera hacemos los mismos recorridos pero, casualidades de la vida, siempre acabamos cruzándonos en algún lugar de la ruta. Tras tropezarnos con las chicas neozelandesas en 3 ciudades, en 2 países diferentes, Sucre (Bolivia) fue la definitiva, donde nos convencieron para que nos unieramos a ellas y fueramos a un festival de música electrónica cerca de La Paz. El festival resultó ser de música folklórica, al parecer no estaban muy informadas, pero nos sirvió para conocer a nuestro grupo favorito de Bolivia: Los Kjarkas, toda una revolución aqui en su país que nos sorprendieron gratamente, creo que no he bailado tanto ni con un concierto de Marea.

Para llegar a Coroico, sede del festival, tuvimos que hacer uno de los viajes más divertidos hasta el momento: descenso de la Carretera de la Muerte en bicicleta. 60 kilómetros de bajada a lo largo de una carretera considerada la más peligrosa del mundo, con barrancos de hasta 1000 metros de caída, por supuesto sin "quitamiedos", sino no sería la más peligrosa del mundo y perdería a los turistas idiotas que deciden ir alli a jugarse la vida; porque como todo es negocio por jugarte el pellejo bajando te cobran una entrada, según dicen hay que mantener la carretera!!! Aunque las bicicletas desaconsejaban correr cualquier riesgo y el terreno no era el más propicio, a uno se le dispara la adrenalina cuando se sube a una bicicleta y tuvimos que darle alguna que otra lección al guía que al igual que Guzmán siempre encontraba alguna excusa en su cadena o en sus marchas para justificar su retraso. Hay que ser justos y reconocer que Guzmán para ser un novatillo del ciclismo estuvo muy a la altura de las circunstancias.

Pasado el fin de semana de vacaciones bailando y bebiendo, que ya necesitabamos un descanso porque viajar es un trabajo duro, volvimos a la dura realidad de los autobuses y carreteras bolivianas, que son un espanto, para llegar hasta Rurrenabaque, un pueblo en medio de la selva boliviana. Durante muchos kilómetros vimos el precipicio demasiado cerca y en alguna ocasión alguna rueda se dio el lujo de asomarse al barranco y perder el contacto con la carretera.

Una vez en Rurrenabaque nos bañamos en antimosquitos y nos fuimos directos a la pampa y a la selva. Navegar a un metro o dos de los aligatores y los caimanes es una experiencia alucinante pero aún fuimos más alla y nos bañamos en ese mismo río, total con lo que nos había costado el antimosquitos nada podía atacarnos. La verdadera explicación era que también había delfines rosados y al parecer cuando los delfines están ahi nadando los caimanes no te atacan, por mucho que te miren con ojos golosones. Todos volvimos de una pieza así que debe ser verdad.

Pasamos unos días muy divertidos, como niños en un campamento de verano: con actividades, juegos, hogueras y jugando al volleyball y al fútbol. Como este año a la furia española no hay quien la pare nos atrevimos a retar a unos israelies que venían con muchas ganas pero se volvieron con el rabito entre las piernas. Para ser justos hay que decir que no estabamos solos en el campo, los dos chicos ingleses en la defensa, la neozelandesa en el centro del campo rematando de cabeza mejor que Dani y el delantero holandés, palomero pero que metió todos los goles, ayudaron, porque nosotros furia tenemos para regalar pero la calidad no nos entraba en el macuto.

También nos hartamos a ver animales, aunque no tantos como esperabamos, según el guía nuestras lociones antimosquitos y nuestro ruido los espantaban, será que el jaguar teniendo hambre se va a poner exquisito si me encuentra perfumado de tal manera. Como diría el Viajero Austral en su blog por lo menos vimos 35 especies de aves, 7 reptiles y 3 mamiferos, cifra arriba cifra abajo.

Abandonada la selva y 29 horas de autobús más tarde, al cual hubo que empujar en varias ocasiones entre todos los machitos porque rompió el embrague y el invento de arreglarlo con una bomba hinchar bicicletas no funcionó, llegamos a Santa Cruz. Tiempo para cambiar impresiones con una sociedad boliviana muy diferente a la conocida y analizar los últimas experiencias vividas plasmándolas en el blog.

Carlos

Pd: Habrá que seguir esperando a las fotos porque las conexiones no han mejorado mucho y mi cámara se ha estropeado, estamos trabajando en posibles soluciones.

7 comentarios:

Paco Sánchez dijo...

Por alusiones: me gusta ver que ya te vas quitando el miedo a la fauna y, además de contar las especies que veis, hasta te bañas con caimanes y delfines. ¿O el miedo es sólo a ratones y perros?

Recién quitada la escayola por una muñeca rota a consecuencia de una caída en bici, también me alegró haberme enterado de la bajada por la carretera de la muerte ayer, días después de haber llegado abajo ¡qué tuto!

Abrazos, seguid disfrutando y recuerdos a los fantasmas.

El viajero austral

Unknown dijo...

Como dicen los grandes deportistas miedo no pero respeto si. Me figuro que no habréis seguido el tour pero ya van varios que han visto los precipicios de cerca y si no que se lo digan a Pereiro. Ir con cuidado el peor enemigo de cualquier deportista es la excesiva confianza. Sin duda debió ser una experiencia increíble.
Por otro lado dicen que la música identifica a los pueblos.
Bueno no quiero extenderme que siempre me paso. Comprendo los problemas que os encontráis muchas veces para poder enviar fotografías, pero en cuanto tengáis oportunidad hacerlo te acercan un poco mas a toda esa vivencia.
Un abrazo
Tu tío paco (negrita)

puly dijo...

Despúes de tanto tiempo sin recibir noticias en el blog, casi ya no me acordaba de como entrar.
¡Ha merecido la pena! Qué aventuras!, los delfines rosados, caimanes (a Marta, le ha dado envidia al leerlo). y cómo no! el FUTBOL y las neozelandesas.....
Me imagino que en la selva habrá fotografias magníficas (porqué sé de buena tinta q Gúzman os ha prestado el servicio fotográfico...ya podeis pronto mostrarlas...)
Espero q nos proporcioneis aventuras y nos sorprendais cuando nos unamos tres ...a la comitiva...
Un beso a los tres ....

margaritalafantastica dijo...

hola¡ soy de nuevo yo, que no sé si llego a grabarse mi otro escrito, en cualquier caso, " mi chico " qué envidia de viaje y experiencia, yo que me encuento en una etapa de mi vida realmente,,, más que mala, tristiiiisima, mi iría rauda y veloz a correr por los caminos del mundo. ( eso sí, como diría la abuela, acompañadita... sóla, ya no quiero estar... Me parece de puta madre tu hermosa y gran experiencia, aunque, como madre, acojonadora.....¡ cuidate, ! Besiños....

Enrique dijo...

Madre mía... Estaba haciendo el descenso mentalmente tal como iba leyendo y que miedo me dáis.Y luego leer lo del autobús vacilando al precipicio pffff. Además como dice Negrita, Pereiro este Tour ha tenido suerte.Mucho cuidado e!! Que en cuanto veis una bici...

Se ve que le vas perdiendo el miedo a los animales e primi!! A bañarse con caimanes. Con dos cojones!! jajaja. Yo creo que va a ser la loción antimosquitos esa que os echáis, que espanta to bicho viviente jejeje. Aunque se ve que con las neozelandesas no hace efecto ;-) No las estaréis siguiendo?? Jejeje.

Espero con ansias esas fotitos. Qué bonitas deben ser. Cuidaros, disfrutad y seguid contándonos. Besos!! Ciao!!

Anónimo dijo...

Ya sabéis q voy a mi bola, pero mira, hoy leo dos entradas de una vez, y con el poco curro q tengo, salvo q me echen de aquí, quizás lea una más. Por eso os haré coña con las neozelandesas, sin saber siquiera si habéis metido fotos suyas. Sólo espero q les hayáis dado buena compañía. La verdad es q, con cada entrada deberéis pensar q lo peor del viaje va a ser la rabia q os va a dar no acordaos de todo cuando volváis (si lo hacéis). Ahora mismo sois una maleta de anécdotas, como demostró el pableras en su entrada de los "fantasmas".
Estáis hechos unos cracks, aunq espero q lo de los caimanes lo hayas escrito influido por el periodista q te acompaña y en realidad estuvieran lejos y supierais q era imposible q os atacaran... Espero.

Anónimo dijo...

Interesante... el viaje en autobús suicida por esas carreteras de la muerte... los descensos en bicicleta por el camino hacia el infierno, el descubrimiento de un nuevo Ruud van Nistelrooy, los infumables de los Kjarkas (he visto un video en el youtube, amore te tengo que pasar algo de musica que estas muy mal jajaja), y también muy interesante la exactitud de las reptiles, mamímeferos y aves que vistes.. jaja