miércoles, 18 de marzo de 2009

Un año en la ruta

Santiago de Chile, 18 de marzo de 2009

De viaje, los aniversarios no son anuales sino mensuales. Cada dìa 17 solìamos festejar "San Backpacker", la conmemoraciòn de un mes màs de aventura, de libetad, de experiencia en nuestra nueva vida y tambièn de buena suerte. Una fecha en la que nuestro santo particular nos bendecìa con su buena estrella y cuyo efecto se dilataba por un periodo de 4 o 5 dìas. Aquellos dìas eran los mejores para conocer chicas o para jugarse los cuartos en un casino, aunque lo segundo nunca lo llegamos a comprobar. Eran los dìas en los que San Backpacker te devolvìa parte de la suerte que te dejabas el resto del mes. El momento de saldar deudas en la balanza mochilera. Siempre nos gustò pensar què serìa del Gran Aniversario, el del 17 de marzo de 2009.

Una fecha que parecìa tan lejana como el dìa de Reyes para un niño, las vacaciones de verano para un estudiante o la graduaciòn para un universitario. Un dìa que sabes que llegarà pero que forma parte de la vaguedad del largo plazo y que està tan señalado en el calendario que cuando llega cuesta creer que realmente se estè viviendo en ese dìa.

Ayer dìa 17 se acabò formalmente el viaje. Llegamos de madrugada a casa de Cote, a las afueras de Santiago, despuès de recorrer en el ùltimo mes el sur de Brasil, Paraguay y pasar por Argentina a la velocidad de un relàmpago. Nos recibieron con un asado y abundante vino. Por delante quedan dos semanas de vida familiar antes de subirme al tren de la vida cotidiana de Madrid.

Si para percibir en toda su expensiòn la implacable realidad de que me iba de viaje necesitè tener mis cosas empacadas en la mochila y verme con Carlos despidièndome de padres y amigos en el aeropuerto, para ser consciente de que mi vida itinerante ha concluido con todo lo que ello implica, requerirè otro esfuerzo de actualizaciòn mental que sin duda serà tan doloroso como imprescindible.

El ruido de los motores del aviòn ya zumban en mi oìdo desde la lejanìa y escucho que mi corazòn ha cambiado el paso al imaginarme sentado en un asiento que no es de autobùs. La respiraciòn se acorta, la saliva arde, el aire se ha saturado a la espera de un diluvio y miro lo que sucede a mi alrededor con ojos de moribundo. Todo huele a adiòs y aùn no ha llegado el momento. Ya pienso en un balace del viaje aunque mi ropa aùn està desparramada por la mochila.

Dicen que con el tiempo el cerebro tiende a suavizar los malos momentos y magnificar los buenos. Un dìa despuès de aparcar mi mochila, y al echar la vista atràs, me da la impresiòn de que el ùltimo año fue el mismo dìa de suerte: el dìa de San Backpacker.

Pablo

6 comentarios:

Unknown dijo...

Ya van reondando recuerdos y olvidos. De todo se aprende y esos meses lejos de lo cotidiano de lo conocido parece que se aprende a más velocidad.
Que se adquiren conocimientos que no se aprenden en la facultad, ni en la familia, ni con los amigos, sino en la vida misma y al hacerlo fuera en un ambiente desconocido el aprendizaje cala mucho más
Un abrazo desde aqui espero pronto podertelo dar en persna.
Cuidate pero sobre todo deja que te cuiden
Tu tio
(negrita)

puly dijo...

Querido Pablo: no se si es porque es la última pagina de blog o porque estas muy cercano a nosotros, pero me emocioné.....y tengo tantas, tantas ganas de verte. de sentirte, de alegrarme, de enfadarme contigo, etc...que algunas cuántas gotas de lágrimas fluyeron (seguramente propias de una madre...).
Me parece fantástico (y a eso habría que preguntarselo a Carlos y Gúzman oviamente)lo de San Pakers...Creo que todos los blogistas lo tendremos el 17 de cada mes en cuenta.
Un beso a los dos (Pablo-Cote)
Te espero muy muy pronto...

Unknown dijo...

Has desvelado el secreto de nuestro santo!! Me parece justo que, después de un año, se le rinda homenaje escrito a San Backpacker. El que nos da y nos quita. El de los castigos y las recompensas. Te acuerdas aquella vez que te picaste con Vanessa a perseguir a los burros y San Backpacker se te cayó al suelo?? Vaya susto que te pegaste hasta que te lo devolvimos...Yo llevo al Santo en la mochila y tengo la versión mas grande en la mesilla. Que San Backpacker te proteja en tus últimos cameos con Sudamérica. Un abrazo
(Puli, a ver si organizamos una cena de bienvenida para el niño, no?)

Anónimo dijo...

Yo no pienso hacer las oposiciones si no caen en 17 +/- 3 días!! porque ir sin la suerte de San Backpacker es ir pa na!!!

VIVA SAN BACKPACKER, sus devotos otra vez juntos aunque sea en un viaje más casero!!!

Anónimo dijo...

Ya que tengo un ratico... te escribo un mail y leo la última (¿seguro que última?) entrada del blog. La verdad es que al final todos tenemos historias personales con el blog. Yo ya no me meto casi con vosotros (con Carlos sí, pero en persona, y eso que me tiene frito porque no me deja hablar con los árbitros...), y eso que tengo motivos porque hay un tiparraco que no ha subido ni una foto desde que se le fue su otro yo, y aún recuerdo la época en la que no podía ver las entradas y después fui recuperando poco a poco, como los buenos ciclistas.

Cada uno a su escala, pero cuando haces viajes largos (y el mío más largo fue contigo y con Carlos) los últimos días son un poco coñazo porque estás con la cabeza más allá donde vas que donde estás. Dedícalos a hacer memoria (y como decía Negrita, a que te cuiden) y a pensar en las ganas que tenemos ya de verte, rubia.

Un abrazo,

David

Anónimo dijo...

dos meses sin comentarios.
dos meses desde su llegada y ni una sola letra
tanto trabajo hay por Madrid
un abrazo
negrita (tu tio paco)